viernes, 14 de noviembre de 2008

SOBRE LA LITURGIA Y LA MISA EN LATÍN




Hace tiempo un compañero sacerdote me enviaba un artículo que se titulaba "Para que volve a misa misa en Latín" de Victorino Pérez Prieto y decía que nunca se eliminó de la Misa la lengua latina, pero hay que entender que la misma es por y para la comunidad. No perdiendo de vista que la MISA es también Sacrificio. La vuelta al Rito tridentino es retroceder muchos años y por el otro lado es romper puentes en lo ecuménico. Seguía diciendo el mismo autor que este concepto de Eucaristía los fieles eran meros oyentes (en el mejor de los casos), el sacerdote se separaba del pueblo y da la espalda a los fieles y se usa una lengua sacra que no usa la gente. Esto es una vuelta atrás en la decisión tomada por Juan Pablo II en el año 1982 y nos vuelve a los seguidores de Lefebvre excomulgados en 1988. No es de extrañar que en amplios sectores de la Iglesia existe el temor de que tanto esfuerzo hecho desde el Concilio queden en nada.
Jesús era un hombre de pueblo y de la gente. Si se expresaba en párabolas era para que la gente lo entendiera, cuando nos enseñó la oración del Padre Nuestro era y es para enseñarnos la cercanía de Dios. Cuando el templo se rasgó en dos y el lugar más sagrado quedó al descubierto significa que toda división entre Dios y la humanidad quedó cancelada. Dios toma carne y no hay mayor modo de entender al hombre que siéndolo.
Las primeras experiencias de las celebraciones de la Eucaristía, son un convocar para celebrar todos, no solo el que preside por devoción, sino para vivir, celebrar la fe en una comunidad enraizada, hoy diríamos en nuestra Parroquia, porque hay que sentirnos pertenecientes a ella, por eso me da pena que algunos sacerdotes celebran solos. ¿Cuánta necesidad del ministerio sacerdotal? ¿Cuántas Parroquias sin misa los Domingos?. No es esto una contradicción.
El Decreto del Concilio Vaticano II sobre la Liturgia nos dice: "Esta tiene la función de guiar al Pueblo de Dios en su peregrinar". Pero para esto hay que entenderse. Porque la Liturgia es ante todo comunicación y hoy sería necesario hacer un esfuerzo, incluso en las homilías, para explicar los distintos signos que se usan en la celebración de la Misa.
Por todo esto yo creo que la misa como celebración se da en una comunidad concreta. En ella se dan todos los signos de la Iglesia universal: Una, Santa, Católica y Apostólica. Hacer piruetas en en el pasado y volver a los fondos sentimentales de nuestras iglesias es desconectarse del hombre y mujer de hoy. La Iglesia está guiada por el Espíritu, siempre está viva, por eso siempre se actualiza.
La buena intención del Papa al aprobar el Rito Extraordinario de la Misa, es eso, una excepción, no puede considerarse ordinario. Aunque no me guste esta forma la respeto y mi obediencia al Papa y a los que celebran este rito, su ser Iglesia no lo cuestiono, así como los fieles que participan en este Rito. Pero bien, ellos deben hacer lo mismo, leo páginas a favor del Rito extraordinario que piensan que es el único, que los sacerdotes normales ahora son los raros y el Rito extraordinario se queda todo en Ritualismo sin más. Ante todo comunión y respeto a lo plural y diferente: Es la riqueza de nuestra Iglesia.
Vivamos en una Iglesia de Hoy, con los instrumentos de hoy y dejemos guiarnos por la fuerza del Espíritu.

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