Cuando en la Iglesia queremos imponer la uniformidad establecemos la dictadura, cuando respetamos y nos enriquecemos de la pluralidad todos ganamos. En los trabajos pastorales de sacerdotes y seglares existe muchas veces el protagonismo que nubla al que es importante: DIOS y eso significa que la identificación no es el ser cristianos, más bien lo que denunciaba el Apóstol San Pablo... pero hoy con otros vocablos: Yo soy de este Padre, de este movimiento, de la misa tal o cuál... este pasado Lunes (en el retiro de los curas de Bezoucos). Don Fernando Porta lo explicaba de un modo brillante, voy a la misa de... que me van a decir... . La Oración de Cristo es mantenerse en la unidad... pero esto no se hace echándonos sacerdotes y cristianos los trastos a la cabeza, o privilegiando a unos en desprecio de los otros, o en hacer pastorales selectivas a la gente más pudiente, o el ser bombas de relojería de nuestra propia Iglesia entendida en su contexto universal y más concreta. LAS DIÓCESIS Y PARROQUIAS. O lo peor, que sacerdotes establezcamos en las comunidades nuestros gustos personales, despreciando a los fieles de nuestras comunidades, imponiendo un idioma extraño a la gente, o actuando solo por intereses materiales.
La vida cristiana es liberación y es amor, respuesta para el hombre y la mujer de hoy, proposición hecha en libertad para aceptarla desde esa libertad, es pluralidad y diversidad. Pero sin perder el contexto de la común-Unión.
Dios nos de fuerzas a sacerdotes, catequistas, laicos etc para vivir en este contexto de la comunión, sin perder la capacidad del diálogo con el mundo de hoy. Este mundo y sus gentes (nos decían este Lunes) son sacramento de Dios.
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