jueves, 14 de enero de 2010

Terremoto deja más de cien mil muertos en Haití



La catedral de Puerto Príncipe, antes y después del seísmo
Nazareth Ybarra, misionera española en Haití
"Creí morir, me pareció eterno"
La Compañía de Jesús se moviliza para ayudar a Haití. RELIGION DIGITAL



"Estamos bien, pero el movimiento ha sido terrible... yo creí morir, me fui a la puerta y le decía a los otros que hicieran lo mismo... se cayeron algunas cosas... me pareció eterno". Así relata Nazareth Ybarra, religiosa española de Jesús-María que vive en el noroeste de Haití, los primeros momentos del horrible terremoto que ha devastado el país. El testimonio, ofrecido por Entreculturas, muestra el terror, el pesar y la impotencia de quienes, pese a todo, se han puesto manos a la obra por las víctimas y la reconstrucción del país. La Compañía de Jesús, con fuerte presencia tanto en Haití como en República Dominicana, ya está trabajando sobre el terreno.

"No podemos hablar por teléfono, todo está incomunicado", señala la religiosa, que afirma que "estamos sanas aunque yo tiempo por dentro todavía. Pidamos por todo ese pueblo que tanto está sufriendo...".

Su testimonio se une al del jesuita español y subdirector de fe y Alegría Haití, Ramiro Pampols, quien en declaraciones a la cadena Ser cuenta que "la gente está sentada en medio de la calle. Vamos a salir a ver qué pasa. Hay casas que aguantaron y casas que no. Los hospitales están colapsados". "He visto casas completamente derruidas y no se ha hecho nada, porque no tenemos material para ayudar, no hay suministros".

En mitad del horror, una puerta abierta a la esperanza. "Dos niñas de la casa de al lado, de 3 y 7 años, que estaban absolutamente debajo de su casa, porque cayó a plomo, aparecieron vivos. Su padre se metió por un rendija y las sacó sanas", afirma Pampols.

El jesuita recuerda el terremoto como "un temblor muy intenso, como si fuera un barco que se movía bajo los pies". A los pocos segundos, la desolación. "Me aparté de la acera y me metí en la calle. Vi coches que se quedaban bloqueados y gente que huía despavorida. Fue todo tan momentáneo...".

Por su parte, Kawas François, delegado del provincial de la Compañía de Jesús en Haití, explica que "todo el mundo está en estado de shock", y recuerda que "el seísmo me cogió por sorpresa. La gente de nuestra comunidad está bien, pero conmocionados, excepto, Nono (un miembro de la comunidad), que todavía no ha vuelto. Hemos pasado la noche en el patio de la residencia".

"Todavía no tengo noticias del noviciado -añade-. Parece que Biassou no ha sido herido según lo que ha podido comunicarse Éric con las novicias canadienses. Yo no he podido ponerme en contacto con ellos. No tengo noticias tampoco de Ouanaminthe".

"Lo que hemos visto (insiste Kawas François) es indescriptible. Muertos por todas partes y casas destrozadas en todas las zonas de la capital. Nos informamos a través de la prensa internacional y por algunos medios locales. He visto casas y paredes caerse delante de mí".

Tras los testimonios, la acción. Entreculturas y sus principales contrapartes, Fe y Alegría y el Servicio Jesuita a Refugiados, ya se han movilizado para dar una primera respuesta. Horas después del terremoto, los centros de la Compañía de Jesús en República Dominicana (Santo Domingo: Bonó y Centro Alberto Hurtado; Santiago: Centro Bellarmino y CEFASA; Dajabón: Solidaridad Fronteriza) organizaron una red de ayuda para socorrer a los damnificados de la vecina Haití.

Por su parte, el Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes (SJRM) en República Dominicana formó dos comisiones: una de emergencia humanitaria para recoger todos los insumos de alimentos y medicamentos; y otra, en conjunto con instituciones del Estado, abocada a realizar un plan de contingencia para la acogida de posibles flujos migratorios provenientes de Haití. También, a primera hora de esta mañana, una comisión del SJRM República Dominicana -encabezada por el padre Regino Martínez- entró por la frontera sur hacia Puerto Príncipe para realizar un monitoreo de la situación a fin de poder brindar una ayuda más eficaz.

El SJR Latinoamérica y El Caribe (SJRLAC) está animando para que en cada país de la región de Latinoamérica donde se encuentran las obras de la Compañía de Jesús tomen una iniciativa de solidaridad respecto al pueblo haitiano. Una de las acciones será una reunión que se llevará a cabo hoy en la tarde, en Venezuela, para preparar un plan de apoyo para la comunidad de Haití.

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