martes, 27 de octubre de 2009

NOVENA DE DIFUNTOS Y ACTOS GENERALES DE ÁNIMAS

El pasado Viernes día 23 de Octubre, comenzamos la Novena de Todos los difuntos: En San Juan de Piñeiro a las 5 de la tarde. En santiago de Franza a las 6 de la tarde y en Santa Eulalia de Limodre a las 7 de la tarde. Antes de la misa hay confesiones y rosario. Al acabar la Eucaristia se reza la Novena por todos los fieles difuntos. La Novena terminará el Sábado día 31 de Octubre.
El Domingo 01 de Noviembre: FESTIVIDAD DE TODOS LOS SANTOS. Las Misas serán como todos los Domingos: San Juan a las 10/30 am, Limodre a las 11/30 am y Franza a las 12/30 am. Al finalizar se rezará un Responso Solemne en los Cementerios.
Los Actos Generales de Ánimas serán:
Lunes día 02 de Noviembre: 6 de la tarde SANTIAGO DE FRANZA.
Martes día 03 de Noviembre: 6 de la tarde SAN JUAN DE PIÑEIRO.
Miércoles día 04 de Noviembre: 7 de la tarde SANTA EULALIA DE LIMODRE.

Fotos: Cementerio de Franza.
1ªFoto: Sepultara de D. Rogelio Vidal Faraldo. Último Párroco en fallecer en esta feligresía.






sábado, 17 de octubre de 2009

Críticas de varios científicos al papel protagonista de Hipatia en 'Ágora'


FUENTE: 20 minutos.
Varios expertos señalan que apenas quedan restos de su obra.
"Resbala" al reflejar a Hipatia como primera mujer astrónoma y matemática.
Otra voces, sin embargo, reconocen que gracias a Amenábar muchos oirán hablar de Hipatia por primera vez.

Científicos españoles, entre los que se encuentran diversos astrónomos, pedagogos, antropólogos y sociólogos, han criticado el protagonismo de Hipatia de Alejandría en la recientemente estrenada película 'Ágora', dirigida por el director español Alejandro Amenábar, al considerar que apenas quedan restos de su obra.

Me me sorprende que se ponga a Hipatia como descubridora de esta Teoría (heliocéntrica), ya que no fue hasta Kepler cuando se descubrió
La coordinadora de la actividad 'Ella es una astrónoma', del Año Internacional de la Astronomía (AIA-IYA 2009), Francesca Figueras, afirmó que la película sí que refleja el papel de Hipatia como la primera mujer astrónoma y matemática, aunque "resbala un poco". A su juicio, deja entrever que ella fue la descubridora de la Teoría Heliocéntrica y "no fue así".

El investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía, Víctor Manuel Muñoz, añadió en este sentido que el director, Alejandro Amenábar, "se toma unas licencias históricas" a la hora de dirigir este largometraje porque en su opinión, apenas se conoce la obra de la científica. "No queda nada de ella y me sorprende que se ponga a Hipatia como descubridora de esta Teoría, ya que no fue hasta Kepler cuando se descubrió", subrayó.

En la misma línea, el libro 'Hipatia de Alejandría', de la editorial Hipatia y editado especialmente para la presentación de la película de Amenábar, se recoge la opinión de un equipo de expertas en esta materia. Así, considera que 'Ágora' tiene "grandes ventajas y graves inconvenientes" al reflejar al personaje antiguo.

Me quedé impresionada por todo el montaje y porque aunque conocía la vida de Hipatia, el verlo en la película fue como verla realmente
"Gracias a Amenábar muchísimas personas van a oír hablar por primera vez de Hipatia. Recupera con gran belleza esta historia artística con un trabajo cinematográfico riguroso", señalan. Sin embargo, dicen que el argumento se ha basado en "uno de los peores" materiales sobre la científica, procedente del autor Carl Sagan, que en su opinión se rige "por las convenciones comerciales y no le importa inventar cualquier cosa o mentir para tener éxito mercantil".

Por el contrario, la presidenta de la Sociedad Malagueña de Astronomía, Blanca Troughton, indicó que la película está muy bien adaptada a la parte histórica así como al papel de Hipatia, especialmente con las matemáticas y los conocimientos de su tiempo. "Me quedé impresionada por todo el montaje y porque aunque conocía la vida de Hipatia, el verlo en la película fue como verla realmente", indicó.

Hipatia, maestra carismática

Hipatia fue una astrónoma, matemática y filósofa que nació en el siglo IV en la ciudad egipcia de Alejandría. Según apunta el Año Internacional de la Astronomía (AIA) en su página web, no ha llegado ninguna de sus obras, aunque los historiadores de la ciencia afirman que escribió tratados sobre matemáticas (cónicas, geometría euclídea y aritmética diofantina) y Astronomía (tablas ptolemaicas y explicaciones del Almagesto de Ptolomeo).

También, indica que mejoró y construyó instrumentos astronómicos como el astrolabio o el planisferio. En concreto, destaca que los comentaristas la describen como una maestra carismática que dejó una profunda huella en sus discípulos, algunos de ellos también importantes científicos de la época. "Esta astrónoma, matemática y filósofa de la época fue asesinada a manos de una horda enfurecida por defender la racionalidad y el paganismo", explica el AIA.

UNA MIRADA A LA POBREZA

viernes, 16 de octubre de 2009

Una aclaración sobre el aborto Teresa Forcades (Tribuna)

‘Singulares’ de TV3 emitió una entrevista sobre temas diversos, en el transcurso de la cual el periodista me pidió la opinión como médico y como teóloga sobre la píldora del día después y sobre el aborto.
A raíz de las respuestas que di a estas dos preguntas, algunas personas me han criticado públicamente poniendo en cuestión mi fidelidad a la Iglesia ya su legítimo magisterio.
Personas de buena voluntad que se toman en serio tanto el tema de la libertad de expresión y de pensamiento en la Iglesia como el tema del aborto me han hecho llegar su perplejidad ante estas críticas. Incluso mi abadesa recibió una carta del cardenal Rodé, prefecto de la Congregación para los religiosos, que pide que manifieste públicamente mi adhesión a los principios doctrinales de la Iglesia, lo que me dispongo a continuación a hacer, al tiempo que aclaro con más precisión de lo que permite hacer una entrevista televisiva cuál es mi postura con respecto a este tema.
La Iglesia católica, a diferencia de otras Iglesias cristianas, cuenta con una función magisterial la cabeza de la cual es el Papa, encargada de velar por la autenticidad de las interpretaciones y las aplicaciones del mensaje evangélico. Esta función magisterial debe ser respetada por todos los bautizados católicos y de manera particular para todos los teólogos católicos, pero este respeto no excluye la manifestación pública de hipótesis razonables que puedan hacer avanzar el magisterio eclesial según la voluntad de Dios. A lo largo de la historia del Magisterio católico, la importancia de la teología ‘desde abajo’ se ha manifestado en varias ocasiones, muy particularmente en cuanto a los dogmas marianos.
Ningún católico -sea o no teólogo- no debe tener miedo de expresar de forma pública dudas razonables en relación a un punto doctrinal, con la paz y la libertad propia de los hijos de Dios, como aquel que se siente y se sabe en familia , sin temer ser denunciado o descalificado. Manifestó el propio duda de forma prudente y razonable es una muestra de fidelidad y de confianza. Es también una muestra de humildad y es tomarse en serio la propia pertenencia eclesial y la co-responsabilidad que ésta conlleva Expondré a continuación cuál es mi duda en cuanto al tema de la píldora del día después y del aborto.
Mi duda no tiene que ver con el principio de defensa de la vida como don de Dios. Con este principio estoy plenamente de acuerdo: la santidad de la vida como don de Dios debe ser respetada desde la concepción hasta la muerte natural (Benedicto XVI). Mi duda es si puede ser lícito según la moral católica violar el derecho de autodeterminación de la madre para salvar la vida del hijo.
El derecho a la autodeterminación es un derecho fundamental que protege la dignidad de la persona humana y prohíbe bajo cualquier circunstancia y de forma absoluta que esa persona pueda ser utilizada como objeto, como un medio para conseguir un bien, aunque este bien sea salvar la vida de otra persona o incluso de la humanidad entera.
El derecho a la autodeterminación es tan sustancial y tan absoluto como el derecho a la vida, de hecho, el derecho a la autodeterminación es el derecho a la vida espiritual: es lo que hace que la vida de las personas sea reconocida como algo más que vida biológica. Nadie, ni el Estado ni la Iglesia, no tiene el derecho de violarlo en ninguna circunstancia. Tampoco tiene a nadie, ni el Estado ni la Iglesia, ni la madre, el derecho de violar el derecho a la vida biológica del feto. En ninguna circunstancia. El derecho al aborto no existe. Lo que existe es una colisión, un choque, un conflicto de dos derechos fundamentales: el derecho de autodeterminación de la madre por un lado, y el derecho a la vida del hijo de otra.
Tres precisiones respecto a lo que acabo de decir:
1. En relación al derecho de autodeterminación: según la antropología teológica cristiana el derecho de autodeterminación no implica que las personas nos encontramos en una situación neutra entre el bien y el mal ni tampoco implica que el bien se pueda identificar con lo que se decide sin coacción externa; para el cristiano, el Bien se identifica en última instancia con Dios y con su voluntad de amor sobre cada persona; el derecho de autodeterminación no es nada más-ni nada menos-que la condición de posibilidad de decir Sí a Dios sin que éste Sí sea vacío de contenido, la libertad humana no se puede identificar con el derecho de autodeterminación porque sólo somos libres en la medida que decimos Sí a Dios ya su proyecto de amor.
Los puntos 8 y 9 de la Declaración sobre el aborto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (1974) afirman el derecho a la autodeterminación así concebido y enfatizan particularmente que la persona humana no se puede tratar nunca como un medio para conseguir un bien, por más elevado que este bien sea.
2. En relación a la validez del planteamiento del tema del aborto como un conflicto de derechos: este es el planteamiento que hace el moralista especializado en bioética Johannes Reiter, miembro de la comisión teológica internacional nombrado por Juan Pablo II en el año 2004 y renovado en el cargo por Benedicto XVI el año 2009 (cf. Reiter J, Keller R, ed.: Herausforderung Schwangerschaftsabbruch. Friburgo 1992, pp. 74-75), después de plantear el tema del aborto como un conflicto de derechos, el profesor Reiter concluye que el derecho a la vida tiene siempre preeminencia sobre el derecho a la autodeterminación.
3. En qué sentido se puede considerar problemática la preeminencia del derecho a la vida por encima del derecho a la autodeterminación? Esta preeminencia no puede considerarse problemática en el sentido de cuál es la voluntad de Dios (Dios quiere que usemos nuestra libertad en bien de la vida), sino sólo en el sentido de si es una preeminencia que pueda ser impuesta desde fuera.
Para illustrar el conflicto entre el derecho a la vida y el derecho a la autodeterminación podemos tomar como ejemplo el caso del trasplante de riñón. Hay cientos de miles de personas en el mundo (más de 75.000 sólo en los EEUU de las cuales más de 3.000 mueren cada año) la vida de las cuales podría ser salvada por medio de un transplante renal.
¿Por qué no aprobar una ley que obligue a las personas que tengan riñones compatibles a ceder a estos enfermos para salvarles la vida? El Estado podría aprobar una ley así la Iglesia católica podría excomulgar a los donantes potenciales que rechazaran someterse extirpación, así como a todas las personas que les apoyaran en aras de un supuesto derecho de autodeterminación o de posesión del propio cuerpo que atentaría directamente contra el derecho a la vida de un enfermo inocente.
Hay que tener en cuenta que hoy en día la extirpación del riñón del donante se puede hacer por laparoscopia con lo que la cicatriz que deja es mucho menor que la cicatriz de una episiotomía, y hay que tener en cuenta también que está demostrado que vivir con un solo riñón no acorta la esperanza de vida del donante. Si Dios les ha dado un riñón compatible que ellos no necesitan y que puede salvar directamente una vida inocente, ¿en qué principio se puede basar la moral católica para considerar lícito su rechazo a salvar una vida? Si existe un principio moral que legitime este rechazo, ¿por qué no es aplicable este principio en el caso de la mujer embarazada, especialmente si la vida de la madre corre peligro o si el embarazo ha sido fruto de una violación? Mi conciencia me hace plantear esta duda con confianza y con toda honestidad.
Mi fe me hace dejar constancia de mi obediencia al Magisterio actual.

jueves, 15 de octubre de 2009

QUEREMOS CELEBRAR

15 DE OCTUBRE SANTA TERESA DE JESÚS








Santa Teresa de Jesús

"Nada te turbe, nada te espante.
Todo se pasa. Dios no se muda.
La paciencia todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene, nada le falta.
Sólo Dios basta."







Virgen y Doctora de la Iglesia
(1515-1582)



"En la cruz está la gloria, Y el honor,
Y en el padecer dolor, Vida y consuelo,
Y el camino más seguro para el cielo."


Reformadora del Carmelo, Madre de las Carmelitas Descalzas y de los Carmelitas Descalzos; "mater spiritualium" (título debajo de su estatua en la basílica vaticana); patrona de los escritores católicos y Doctora de la Iglesia (1970): La primera mujer, que junto a Santa Catalina de Sena recibe este título.



Nació en Ávila, España, el 28 de marzo de 1515.

Su nombre, Teresa de Cepeda y Ahumada, hija de Alonso Sánchez de Cepeda y Beatriz Dávila Ahumada. En su casa eran 12 hijos. Tres del primer matrimonio de Don Alonso y nueve del segundo, entre estos últimos, Teresa. Escribe en su autobiografía: "Por la gracia de Dios, todos mis hermanos y medios hermanos se asemejaban en la virtud a mis buenos padres, menos yo".

De niños, ella y Rodrigo, su hermano, eran muy aficionados a leer vidas de santos, y se emocionaron al saber que los que ofrecen su vida por amor a Cristo reciben un gran premio en el cielo. Así que dispusieronse irse a tierras de mahometanos a declararse amigos de Jesús y así ser martirizados para conseguir un buen puesto en el cielo. Afortunadamente, por el camino se encontraron con un tío suyo que los regresó a su hogar. Entonces dispusieronse construir una celda en el solar de la casa e irse a rezar allá de vez en cuando, sin que nadie los molestara ni los distrajese.

La mamá de Teresa murió cuando la joven tenía apenas 14 años. Ella misma cuenta en su autobiografía: "Cuando empecé a caer en la cuenta de la pérdida tan grande que había tenido, comencé a entristecerme sobremanera. Entonces me arrodillé delante de una imagen de la Santísima Virgen y le rogué con muchas lágrimas que me aceptara como hija suya y que quisiera ser Ella mi madre en adelante. Y lo ha hecho maravillosamente bien".

Sigue diciendo ella: "Por aquel tiempo me aficioné a leer novelas. Aquellas lecturas enfriaron mi fervor y me hicieron caer en otras faltas. Comencé a pintarme y a buscar a parecer y a ser coqueta. Ya no estaba contenta sino cuando tenía una novela entre mis manos. Pero esas lecturas me dejaban tristeza y desilusión".

Afortunadamente el papá se dio cuenta del cambio de su hija y la llevó a los 15 años, a estudiar interna en el colegio de hermanas Agustinas de Ávila. Allí, después de año y medio de estudios enfermó y tuvo que volver a casa.

Providencialmente una persona piadosa puso en sus manos "Las Cartas de San Jerónimo", y allí supo por boca de tan grande santo, cuán peligrosa es la vida del mundo y cuán provechoso es para la santidad el retirarse a la vida religiosa en un convento. Desde entonces se propuso que un día sería religiosa.

Comunicó a su padre el deseo que tenía de entrar en un convento. Él, que la quería muchísimo, le respondió: "Lo harás, pero cuando yo ya me haya muerto". La joven sabía que el esperar mucho tiempo y quedarse en el mundo podría hacerla desistir de su propósito de hacerse religiosa. Y entonces se fugó de la casa. Dice en sus recuerdos: "Aquel día, al abandonar mi hogar sentía tan terrible angustia, que llegué a pensar que la agonía y la muerte no podían ser peores de lo que experimentaba yo en aquel momento. El amor de Dios no era suficientemente grande en mí para ahogar el amor que profesaba a mi padre y a mis amigos".

La santa determinó quedarse de monja en el convento de Ávila. Su padre al verla tan resuelta a seguir su vocación, cesó de oponerse. Ella tenía 20 años. Un año más tarde hizo sus tres juramentos o votos de castidad, pobreza y obediencia y entró a pertenecer a la Comunidad de hermanas Carmelitas.

Poco después de empezar a pertenecer a la comunidad carmelitana, se agravó de un mal que la molestaba. Quizá una fiebre palúdica. Los médicos no lograban atajar el mal y éste se agravaba. Su padre la llevó a su casa y fue quedando casi paralizada. Pero esta enfermedad le consiguió un gran bien, y fue que tuvo oportunidad de leer un librito que iba a cambiar su vida. Se llamaba "El alfabeto espiritual", por Osuna, y siguiendo las instrucciones de aquel librito empezó a practicar la oración mental y a meditar. Estas enseñanzas le van a ser de inmensa utilidad durante toda su vida. Ella decía después que si en este tiempo no hizo mayores progresos fue porque todavía no tenía un director espiritual, y sin esta ayuda no se puede llegar a verdaderas alturas en la oración.

A los tres años de estar enferma encomendó a San José que le consiguiera la gracia de la curación, y de la manera más inesperada recobró la salud. En adelante toda su vida será una gran propagadora de la devoción a San José, Y todos los conventos que fundará los consagrará a este gran santo.

Teresa tenía un gran encanto personal, una simpatía impresionante, una alegría contagiosa, y una especie de instinto innato de agradecimiento que la llevaba a corresponder a todas las amabilidades. Con esto se ganaba la estima de todos los que la rodeaban. Empezar a tratar con ella y empezar a sentir una inmensa simpatía hacia su persona, eran una misma cosa.

En aquellos tiempos había en los conventos de España la dañosa costumbre de que las religiosas gastaban mucho tiempo en la sala recibiendo visitas y charlando en la sala con las muchas personas que iban a gozar de su conversación. Y esto le quitaba el fervor en la oración y no las dejaba concentrarse en la meditación y se llegó a convencer de que ella no podía dedicarse a tener verdadera oración con Dios porque era muy disipada. Y que debía dejar de orar tanto.

A ella le gustaban los Cristos bien chorreantes de sangre. Y un día al detenerse ante un crucifijo muy sangrante le preguntó: "Señor, ¿quién te puso así?", y le pareció que una voz le decía: "Tus charlas en la sala de visitas, esas fueron las que me pusieron así, Teresa". Ella se echó a llorar y quedó terriblemente impresionada. Pero desde ese día ya no vuelve a perder tiempo en charlas inútiles y en amistades que no llevan a la santidad. Y Dios en cambio le concederá enormes progresos en la oración y unas amistades formidables que le ayudarán a llegar a la santidad.

Teresa tuvo dos ayudas formidables para crecer en santidad: su gran inclinación a escuchar sermones, aunque fueran largos y cansones y su devoción por grandes personajes celestiales. Además de su inmensa devoción por la Santísima Virgen y su fe total en el poder de intercesión de san José, ella rezaba frecuentemente a dos grandes convertidos: San Agustín y María Magdalena. Para imitar a esta santa que tanto amó a Jesús, se propuso meditar cada día en la Pasión y Muerte de Jesús, y esto la hizo crecer mucho en santidad. Y en honor de San Agustín leyó el libro más famoso del gran santo "las Confesiones", y su lectura le hizo enorme bien.

Como las sequedades de espíritu le hacían repugnante la oración y el enemigo del alma le aconsejaba que dejara de rezar y de meditar porque todo eso le producía aburrimiento, su confesor le avisó que dejar de rezar y de meditar sería entregarse incondicionalmente al poder de Satanás y un padre jesuita le recomendó que para orar con más amor y fervor eligiera como "maestro de oración" al Espíritu Santo y que rezara cada día el Himno "Ven Creador Espíritu". Ella dirá después: "El Espíritu Santo como fuerte huracán hace adelantar más en una hora la navecilla de nuestra alma hacia la santidad, que lo que nosotros habíamos conseguido en meses y años remando con nuestras solas fuerzas".

Y el Divino Espíritu empezó a concederle Visiones Celestiales. Al principio se asustó porque había oído hablar de varias mujeres a las cuales el demonio engañó con visiones imaginarias. Pero hizo confesión general de toda su vida con un santo sacerdotes y le consultó el caso de sus visiones, y este le dijo que se trataba de gracias de Dios.

Nuestro Señor le aconsejó en una de sus visiones: "No te dediques tanto a hablar con gente de este mundo. Dedícate más bien a comunicarte con el mundo sobrenatural". En algunos de sus éxtasis se elevaba hasta un metro por los aires (Éxtasis es un estado de contemplación y meditación tan profundo que se suspenden los sentidos y se tienen visiones sobrenaturales). Cada visión le dejaba un intenso deseo de ir al cielo. "Desde entonces – dice ella – dejé de tener medio a la muerte, cosa que antes me atormentaba mucho". Después de una de aquellas visiones escribió la bella poesía que dice: "Tan alta vida espero que muero porque no muero".

Teresa quería que los favores que Dios le concedía permanecieran en secreto, pero varias personas de las que la rodeaban empezaron a contar todo esto a la gente y las noticias corrían por la ciudad. Unos la creían loca y otros la acusaban de hipócrita, de orgullo y presunción.

San Pedro Alcántara, uno de los santos más famosos de ese tiempo, después de charlar con la famosa carmelita, declaró que el Espíritu de Dios guiaba a Teresa.

La transverberación. Esta palabra significa: atravesarlo a uno con una gran herida. Dice ella: "Vi un ángel que venía del tronco de Dios, con una espada de oro que ardía al rojo vivo como una brasa encendida, y clavó esa espada en mi corazón. Desde ese momento sentí en mi alma el más grande amor a Dios".

Desde entonces para Teresa ya no hay sino un solo motivo para vivir: demostrar a Dios con obras, palabras, sufrimientos y pensamientos que lo ama con todo su corazón. Y obtener que otros lo amen también.

Al hacer la autopsia del cadáver de la santa encontraron en su corazón una cicatriz larga y profunda.

Para corresponder a esta gracia la santa hizo el voto o juramento de hacer siempre lo que más perfecto le pareciera y lo que creyera que le era más agradable a Dios. Y lo cumplió a la perfección. Un juramento de estos no lo pueden hacer sino personas extraordinariamente santas.

En aquella época del 1500 las comunidades religiosas habían decaído de su antiguo fervor. Las comunidades eran demasiado numerosas lo cual ayudaba mucho a la relajación. Por ejemplo el convento de las carmelitas de Ávila tenía 140 religiosas. Santa Teresa exclamaba: "La experiencia me ha demostrado lo que es una casa llena de mujeres. Dios me libre de semejante calamidad".

Un día una sobrina de la santa le dijo: "Lo mejor sería fundar una comunidad en que cada casa tuviera pocas hermanas". Santa Teresa consideró esta idea como venida del cielo y se propuso fundar un nuevo convento, con pocas hermanas pero bien fervorosas. Ella llevaba ya 25 años en el convento. Una viuda rica le ofreció una pequeña casa para ello. San Pedro de Alcántara, San Luis Beltrán y el obispo de la ciudad apoyaron la idea. El Provincial de los Carmelitas concedió el permiso.

Sin embargo la noticia produjo el más terrible descontento general y el superior tuvo que retirar el permiso concedido. Pero Teresa no era mujer débil como para dejarse derrotar fácilmente. Se consiguió amigos en el palacio del emperador y obtuvo una entrevista con Felipe II y este quedó encantado de la personalidad de la santa y de las ideas tan luminosas que ella tenía y ordenó que no la persiguieran más. Y así fue llenando España de sus nuevos conventos de "Carmelitas Descalzas", poquitas y muy pobres en cada casa, pero fervorosas y dedicadas a conseguir la santidad propia y la de los demás.


Se ganó para su causa a San Juan de la Cruz, y con él fundó los Carmelitas descalzos. Las carmelitas descalzas son ahora 14,000 en 835 conventos en el mundo. Y los carmelitas descalzos son 3,800 en 490 conventos.

Por orden expresa de sus superiores Santa Teresa escribió unas obras que se han hecho famosas. Su autobiografía titulada "El libro de la vida"; "El libro de las Moradas" o Castillo interior; texto importantísimo para poder llegar a la vida mística. Y "Las fundaciones: o historia de cómo fue creciendo su comunidad. Estas obras las escribió en medio de mareos y dolores de cabeza. Va narrando con claridad impresionante sus experiencias espirituales. Tenía pocos libros para consultar y no había hecho estudios especiales. Sin embrago sus escritos son considerados como textos clásicos en la literatura española y se han vuelto famosos en todo el mundo.

Santa Teresa murió el 4 de octubre de 1582 y la enterraron al día siguiente, el 15 de octubre. ¿Por qué esto? Porque en ese día empezó a regir el cambio del calendario, cuando el Papa añadió 10 días al almanaque para corregir un error de cálculo en el mismo que llevaba arrastrándose ya por años.




Oración a Santa Teresa de Jesús
- de San Alfonso de Ligorio

Oh, Santa Teresa, Virgen seráfica, querida esposa de Tu Señor Crucificado, tú, quien en la tierra ardió con un amor tan intenso
hacia tu Dios y mi Dios, y ahora iluminas como una llama resplandeciente en el paraíso, obtén para mi también,
te lo ruego, un destello de ese mismo fuego ardiente
y santo que me ayude a olvidar el mundo, las cosas creadas,
aún yo mismo, porque tu ardiente deseo era verle adorado
por todos los hombres.

Concédeme que todos mis pensamientos, deseos y afectos
sean dirigidos siempre a hacer la voluntad de Dios,
la Bondad suprema, aun estando en gozo o en dolor,
porque Él es digno de ser amado y obedecido por siempre.

Obtén para mí esta gracia, tú que eres tan poderosa con Dios,
que yo me llene de fuego, como tú, con el santo amor de Dios.

Amén.

sábado, 10 de octubre de 2009

REPORTAJES DEL HERMANO RAFAEL

El Papa proclamará santo a Rafael Arnáiz el 11 de octubre en el Vaticano




El monje trapense fue elevado a lo altares como beato por Juan Pablo II como modelo para los jóvenes
EFE | CIUDAD DEL VATICANO

Benedicto XVI, en la audiencia de pasado miércoles. / EFE
Los beatos españoles Rafael Arnáiz Barón (1911-1938) y Francisco Coll y Guitart (1812-1875) serán proclamados santos en una ceremonia que se celebrará el domingo 11 de octubre del 2009 en el Vaticano, informó ayer la Santa Sede.
La fecha de las canonizaciones fue adoptada durante un consistorio ordinario de cardenales celebrado ayer en la monumental Sala Clementina del Vaticano bajo la presencia del papa Benedicto XVI.
Fray María Rafael Arnáiz Barón (1911-1938), religioso cisterciense, nació en Burgos y falleció en el monasterio de San Isidro de Dueñas, conocido popularmente como La Trapa. Fue proclamado beato por el papa Juan Pablo II, «como modelo para todos los jóvenes del mundo», el 27 de septiembre de 1992.
Francisco Coll y Guitart (1812-1875) fue un sacerdote de la Orden de los frailes predicadores (dominicos), misionero y fundador de la Congregación de las Dominicas de la Anunciación de la Beata Virgen María.
En esa misma jornada y ceremonia también serán canonizados, según se aprobó ayer, el beato belga José Damián de Veuster, más conocido como el Padre Damián; la monja francesa María de la Cruz Jugan (1792-1879), fundadora de la Congregación de las Hermanitas de los Pobres, y el polaco arzobispo de Cracovia Segismundo Felix Felinski (1822-1895).
Durante el consistorio de cardenales también se decidió que el 26 de abril próximo sean proclamados santos cuatro beatos italianos y un portugués. Se trata de los italianos Arcangelo Tadini (1846-1912), fundador de la Congregación de las Hermanas Obreras de la Casa de Nazaret; Gertrudis Comensoli (1847-1903), fundadora del Instituto de las Hermanas de Santísimo Sacramento; Caterina Volpicelli (1839-1894), fundadora de las Siervas del Sagrado Corazón, y Bernardo Tolomei (1272-138), fundador de la Congregación de Santa María de Monte Oliveto de la orden de san Bernardo. El portugués es Nuno de Santa María Alvares Pereira (1377-1431), de los Carmelitas.
En sus casi cuatro años de Pontificado, Benedicto XVI ha proclamado ya 573 beatos y 18 santos. Hasta ahora, el Papa Ratzinger ha celebrado cinco ceremonias de canonizaciones, cuatro en el Vaticano y una en Brasil, en mayo de 2007. A diferencia de Juan Pablo II, el actual pontífice sólo celebra ceremonias de canonizaciones, delegando todas las beatificaciones en los cardenales.

viernes, 9 de octubre de 2009

Guerra en Afganistán


fuente: EL PERIDICO.COM/OPINIÓN.

Carlos Carnicero
En política no hay mejor regla que llamar a las cosas por su nombre. En Afganistán hay una guerra en la que se están viendo involucradas las tropas españolas con el riesgo cierto de matar y morir. La semana pasada, un avión de la OTAN causó casi un centenar de muertos, muchos de ellos civiles, en la zona donde se celebraron violentos ataques contra el contingente español en el que resultó levemente herido un cabo. La ministra de Defensa, Carme Chacón, se ha apresurado a anunciar un nuevo envío de tropas al escenario de esta guerra para mejorar la seguridad de los soldados allí destacados.
Afganistán es una prioridad para Obama formulada en términos de seguridad y haciendo abstracción de las condiciones reales del régimen supuestamente democrático que allí está establecido. Se trata de evitar una victoria talibán en un universo tan peligroso para occidente como el que forma el eje con Pakistán, país con armamento nuclear y una gran inestabilidad política. Cuando haya sido universal y parlamentariamente admitido que en Afganistán lo que existe es una guerra, vendrá la formulación política de nuestra participación en ella. Toda forma es legítima, pero no se puede seguir camuflando lo que allí existe ni el tipo de implicación española. Nuestra pertenencia a la OTAN, los vínculos que España quiere establecer con la Administración Obama y los compromisos con la lucha antiterrorista exigen una definición que probablemente nos implicará directa y formalmente en la guerra. Pero las condiciones para esa participación pasan por una revisión profunda de la estrategia de la OTAN. Los aviones no tripulados causan muertes entre la población civil que no son admisibles. Y la revisión de esas formas de actuar, probablemente, llevará consigo tácticas que pongan en mayor peligro a las fuerzas de infantería, que hasta ahora cuentan con bombardeos sin cuidar de la población civil. El Gobierno de Zapatero tiene una encrucijada que no puede eludir y es en el Congreso donde se tienen que pronunciar el Gobierno y los grupos parlamentarios sobre nuestra implicación en esta guerra.

¿DÓNDE ESTÁN LOS LAICOS?

Nuestra Iglesia necesita más laicos comprometidos, que tengan la capacidad de transformar las realidades del mundo. No laicos que vivan a la sombra de las sacristias y clericalizados, que se note publicamente los vocacionados cristian@s, que viven su fe sin complejos y no se relegan al ámbito de lo privado, como quieren muchos politicos y medios de comunicación social. La voz de Cristo y su Evangelio no se callará, es siempre un mensaje de esperanza...pero para ello ,es necesaria la formación de la fe de los seglares y las catequesis de adultos u otros medios. Entre los más importantes la oración.

jueves, 8 de octubre de 2009

LOS DOMINGOS CONTINUAMOS LA CATEQUESIS .


El DOMINGO 04 DE Octubre hemos comenzado la Catequesis. Que será (D. M) todo los Domingos de la siguiente manera:

SANTIAGO DE FRANZA: 11/30 AM CATEQUESIS Y A CONTINUACIÓN MISA PARROQUIAL.

SANTA EULALIA DE LIMODRE: 11/30 AM MISA PARROQUIAL Y A CONTINUACIÓN CATEQUESIS.

SAN JUAN DE PIÑEIRO: 10/30 AM MISA PARROQUIAL Y A CONTINUACIÓN CATEQUESIS.

La enseñanza de la fe es un trabajo fundamental de la Parroquia, que compromete primeramente a los padres y madres de los niñ@s, a los catequistas, Párroco y toda la comunidad cristiana. La Parroquia no es un mostrador de venta de sacramentos, ni una parcela individualista donde cada uno va por libre. Es una comunidad donde cada uno crece en su vocación de cristian@. A la hora de solicitar un sacramento, será imprescindible la formación de catequesis: (Comunión) y (Confirmación), que por coherencia se negará al que lo solicite sin formación, o sin venir a la catequesis correspondiente.
A Los niñ@s y chic@s que vengan de otras parroquias para la Comunión, o para la confirmación, se le pedirá (como está mandado) papel de su Párroco conforme asistencia a la Catequesis y permiso de su Párroco conforme no hay ningún problema. Documento sellado y firmado por el sacerdote.
Si LA ENSEÑANZA DE LA FE ES FUNDAMENTAL, Y ASÍ LO DECIMOS, QUE ESTO SE PLASME EN LA REALIDAD, EN LA SOLIDARIDAD, EN LA COHERENCIA Y EN VIVIR TOD@S EN LA ECLESIALIDAD.

FELIZ CURSO A TOD@S.

¿Reconocerá por fin Zapatero la misión de guerra en Afganistán? afganistán Defensa Guerra antiterrorista internacional Terrorismo islámico





La OTAN espera que España entienda que su presencia en el país "es para luchar contra el terrorismo" y el PP pide la comparecencia urgente de Chacón, mientras en Las Palmas se vive una jornada de luto oficial por el cabo fallecido.
Un militar español fallecido y otros 5 heridos en Afganistán
Defensa, acusada de ocultar sistemáticamente la situación en Afganistán
REDACCIÓN HO / EUROPA PRESS.- El Grupo Popular solicitó este miércoles la comparecencia urgente de la ministra de Defensa, Carme Chacón, en el Congreso de los Diputados para informar sobre el atentado que acabó este miércoles con la vida del cabo del Ejército de Tierra Cristo Ancor Cabello Santana y dejó heridos leves a sus cinco compañeros de vehículo Blindado Medio de Ruedas (BMR).
La solicitud de comparecencia de la responsable política de los Ejércitos ante la Comisión de Defensa de la Cámara Baja fue presentada ayer por la tarde por el Grupo Popular en el Registro General de la Cámara Baja.
La OTAN con fía en que España entienda su misión
Y mientras Zapatero sigue sin admitir que estamos en una misión de guerra dentro la OTAN contra el terrorismo islámico, y lo disfraza de "misión humanitaria en defensa de la democracia" -aunque la realidad se empiezan a obevidenicar en el Ejecutivo, la propia ministra de Defensa reconoció en el Parlamento que "estamos en guerra"-, la Alianza Atlántica confía en que España entienda su misión en el país asiático.
Así, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, tras expresar ayer sus condolencias a la familia del militar español fallecido y mostró su "simpatía" por todas las familias afectadas por las bajas en Afganistán, esperaba que los españoles entiendan que su presencia en el país asiático "es para luchar contra el terrorismo y garantizar su propia seguridad".
"Es por nuestra propia seguridad, no podemos permitir que Afganistán, una vez más, se convierta en un santuario de terroristas. Si lo hacemos, el terrorismo se extenderá fácilmente desde Afganistán hacia Asia Central y más allá. Todos seremos objetivo", alertó Rasmussen.
"Creo que España, lamentablemente, está muy familiarizada con el azote del terrorismo. Por lo tanto, creo que la gente tiene que entender por qué estamos en Afganistán", abundó Rasmussen, que mencionó igualmente "el riesgo de desestabilización el vecino Pakistán", una potencia nuclear. "Sería muy peligroso", remachó.
Reforzar la seguridad
La explosión que acabó este miércoles con la vida del cabo del Ejército de Tierra Cristo Ancor Cabello fue provocada, según confimaron los especialistas del Ejército de Tierra desplazados al lugar, por una mina antitanque activada por la presión de las ruedas del vehículo Blindado Medio de Ruedas (BMR) en que viajaban el fallecido junto a otros cinco militares, que han resultado heridos leves.
Fuentes del Estado Mayor de la Defensa salieron respondieron ayer a las críticas por la falta de seguridad de nuestros militares yal carácter obsoleto de los blindados en Afganistán indicando que el BMR objeto del atentado había sido sometido recientemente a un proceso de modernización que incluyó un reforzamiento del blindaje y una mayor protección de las escotillas de tiradores, entre otras medidas, como nuevos sistemas inhibidores de frecuencia, para impedir la activación de artefactos con mando a distancia.
Estas fuentes subrayaron que este reforzamiento de las medidas de seguridad en el blindado ha impedido que la deflagración del (IED) haya tenido "mayores consecuencias" y haya provocado más bajas.
Además del proceso de modernización de los BMR, el Gobierno tiene previsto desplegar a finales de este mes los nuevos vehículos blindados resistentes a ataques con minas (MRAP) que sustituirán a los BMR en las misiones en el exterior, el modelo RG31MK5E Nyala, dotado de una mayor protección balística gracias a su mayor peso y su monocasco con chásis diseñado en forma de 'v', que permite diferir la onda expansiva de una deflagración.
El plan de renovación de la flota de blindados en misiones, aprobado por el Gobierno en noviembre de 2007, ha supuesto la compra de 120 vehículos antiminas Lince, con capacidad para cinco ocupantes, y otros cien vehículos MRAP RG31Mk5E 'Nyala'.
La mayoría de los Lince (95 unidades) están en la actualidad destacados en Afganistán con las tropas españolas, mientras que el envío de los 'Nyala' comenzará a finales de este mes para ser completado en varias fases a lo largo del primer semestre del próximo año.
Día de luto oficial en Las Palmas

Luto oficial por el cabo fallecido
Por otra parte, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha decretado un día de luto oficial por la muerte en Afganistán del cabo Cristo Ancor Cabello Santana, de 25 años, casado y con un hijo recién nacido, natural de la isla y perteneciente al Regimiento de Infantería Ligera 'Soria 9', asentado en Fuerteventura.
El día de luto oficial decretado por la Alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria ha sido este jueves, 8 de octubre, según informó el Ayuntamiento, desde las 00.00 horas hasta las 24.00 horas en toda la ciudad. Además las banderas ondearán a media asta en todos los edificios municipales y las banderas oficiales de los despachos lucirán crespones negros.
El presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, expresó hoy "el dolor de todos los canarios" por el fallecimiento en Afganistán del cabo Cristo Ancor Cabello Santana, natural de Las Palmas de Gran Canaria y perteneciente al Regimiento de Infantería Ligera 'Soria 9' de Fuerteventura, del que dijo que "ha dado su vida por ideales que todos debemos defender".
"En la lucha por la libertad, la paz y la democracia a veces hay que pagar un alto precio y en esta ocasión, desgraciadamente, le ha tocado a uno de los nuestros, a Cristo Ancor", afirmó en declaraciones a Europa Press el jefe del Ejecutivo regional, quien mostró sus condolencias a los familiares y compañeros del contingente español fallecido.
"Es un palo grande para todo el barrio porque es un chico joven de 25 años de edad y con un niño recién nacido que no tiene ni el año todavía", aseguraba uno de los vecinos del cabo fallecido, que añadió que "se dice que en 20 días estaba aquí y le relevaban".

El cabo Cristo Ancor Cabello Santana, natural de Las Palmas de Gran Canaria y de 25 años, había ingresado en el Ejército de Tierra en 2003. Pertenecía a la especialidad fundamental de Infantería Ligera y se encontraba destinado en el Regimiento de Infantería Ligera 'Soria 9', con base en Fuerteventura.
El Ministerio de Defensa le condecorará a título póstumo con la Cruz al Mérito Militar con distintivo rojo, y concederá a su familia una indemnización de 140.000 euros, en aplicación de la normativa vigente en materia de recompensas militares y de fallecimiento en operaciones de mantenimiento de la paz.

miércoles, 7 de octubre de 2009

JUAN PABLO II HABLA DEL VALOR DEL SUFRIMIENTO

Normalmente no compartado bastantes puntos de vista de Cristina, pero ESTE sobre AMENÁBAR SI.


Cristina López Schlichting
PERIODISTA Y ESCRITORA, DIRECTORA DE "LA TARDE" DE LA COPE

A Amenábar

Querido Alejandro: No albergo ninguna duda de que no vas a oír esta carta. Estarás en la cama después del baño de multitudes recibido anoche. Miles de personas en el preestreno de tu película “Ágora” y, sobre todo, cinco ministros del Gobierno Zapatero. El de Justicia, el de Fomento, la de Igualdad, el de Industria y la de Cultura. Toma ya. Más de uno siente envidia de un director tan mimado por el poder pero, la verdad Alejandro, yo no. Yo no creo que los artistas tengan que hacer la pelota a los poderosos. El arte está, a mi humilde juicio, para abrir a los hombres a la excelencia, para despertarles preguntas y anhelos de belleza y es exactamente lo contrario que el poder, que lo que pretende es hacer siervos obedientes. Los artistas siempre han tenido una relación crítica con los señores del mundo. Incluso trabajando para ellos, como Miguel Ángel, no se recataban de decir ni hacer lo que pensaban. Y ahora vienes tú y te dejas acunar por el Gobierno, halagar por una patulea de ministros. Tú verás. Mala cosa, creo.

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martes, 6 de octubre de 2009

MAÑANA DÍA 7 FESTIVIDAD Y MISA SOLEMNE DEL ROSARIO, EN LA PARROQUIA DE SANTIAGO DE FRANZA



A las 7/30 será el rezo del Rosario, como viene siendo costumbre y a las 7 de la tarde la Misa solemne. Canta el Coro de Santiago de Franza. Que la Virgen del Rosario interceda por nosotros. amen.

QUIERO ESCUCHARTE DECIR QUE ME AMAS.

A GRAN RIQUEZA DO “CONCILIO VATICANO II” (II parte)


Artículo de "igrexa en Bezoucos" y escrito por Manel, que hoy traigo a esta página. Gracias por el escrito.

Algúns (cunha notoria nostalxia de
tempos pasados) están intentando
borrar o seu recordo porque os desa-
fíos que o Concilio Vaticano II segue
expoñendo hoxe en día son moi in-
cómodos. Sen embargo, “o Novo
Pentecostés” invocado polo Beato
Xoán XXIII segue abrindo portas e
ventás para que lle siga entrando ese
“aire fresco e renovador do Espíri-
to ”a unha Igrexa cuxa principal mi-
sión é a de estar sempre dispoñible a escoitar as angustias e as
esperanzas do mundo actual: “Os gozos e as esperanzas, as tris-
turas e as angustias dos homes do noso tempo, sobre todo dos
pobres e de cantos sofren, son a un tempo gozos e esperanzas,
tristuras e angustias dos discípulos de Cristo. Nada hai verda-
deiramente humano que non encontre eco no seu corazón”.
Un dos grandes temas do Concilio e o primeiro sobre o que
traballaron os Pais Conciliares foi a Liturxia.
Este foi o texto preparatorio que mellor fora aco-
llido por éles. Os expertos que prepararan o bo-
rrador eran todos animadores recoñecidos do mo-
vemento litúrxico. Grazas a este documento, a
Igrexa en todo o mundo pasou rapidamente da
lingua latina aos idiomas nacionais; subliñouse
a importancia da Igrexa local e da liturxia da
Palabra. O documento conciliar sobre a liturxia
foi o primeiro en ser aprobado con 2.147 bispos
a favor e só 4 en contra, o 4 de decembro de
1963. A partir desta data, non fixo falta que pa-
sasen moitos meses máis para que a Reforma
Litúrxica xa fose entrando en vigor en todo o
mundo.
Outro dos temas importantes trata da Consti-
tución conciliar sobre a Igrexa. Xa o Cardeal
Montini (o futuro Papa Pablo VI) lanzara ao comezo do Concilio
o famoso interrogante: “¿Igrexa, que dis de ti mesma?”. Os
bispos case por unanimidade (2.151 a favor e 5 en contra) con-
testaban ao mundo enteiro que a Igrexa, corpo místico e pobo de
Deus en camiño, é ao mesmo tempo comunidade visible e espi-
ritual. O Concilio fala da Igrexa Pobo de Deus, que todos os
seres humanos están chamados a integrar; logo explica a función
dos bispos, sacerdotes e diáconos e presenta un capítulo enteiro
dedicado aos laicos.
Tamén se aprobaron moitos outros decretos: sobre os bispos,
os presbíteros, a vida relixiosa, a formación sacerdotal, a educa-
ción cristiá, sobre as relixións non cristiás e a liberdade relixio-
sa, sobre o apostolado dos laicos e sobre a actividade misioneira.
En definitiva, o desexo case unánime dos 2.500 bispos pre-
sentes no Concilio era chegar pronto a unha reforma litúrxica
próxima ó pobo, que permitise a súa participación. Redescubrin-
do as antigas tradicións litúrxicas, o pobo ven a ser de novo pro-
tagonista das celebracións e da vida eclesial. Para iso o Vaticano
II restaurou o lugar da Palabra de Deus como fundamento de
toda a vida cristiá. O Maxisterio non está por riba
da Palabra de Deus, senón ao seu servizo. Todo o
Pobo de Deus pode e debe achegarse a Biblia para
que esta ilumine a súa vida. Esta definición da Igre-
xa (Pobo de Deus) valora a condición cristiá de to-
dos os integrantes da Igrexa, laicos e ministros.
Se agora me decido a escribir estas liñas, é por-
que como cristián que trata de encontrar algún día
o camiño do Reino, sorpréndeme a aparición dun-
ha “asociación ”dedicada, segundo algún dos seus
membros, a “preservar e fomentar a liturxia tradi-
cional” do Concilio de Trento, utilizando para iso
un rito de fai máis de 500 anos. Trátase do rito ro-
mano de San Pío V, en latín e co sacerdote ollando
o altar (ás costas do Pobo de Deus). Din: “En reali-
dade a Oriente”, “con todos ollando cara a Deus”.
Un dos sacerdotes oficiantes chegou a comentar:
“Sento que así se expresa mellor o misterio da fe
”... “Porque con este rito se enten-
demellor o sacerdocio”.
Coñezo a algún dos membros
desta asociación e de verdade que
merécenme o máximo respecto e
consideración; pero non podo
ocultar que estas celebracións, en
pleno século XXI, xa deberían for-
mar parte da historia da Igrexa. O
“Oriente” de hoxe témolo máis
próximo se ollamos e atendemos
as necesidades de todos os ir-
máns que sofren ao noso arre-
dor: Pais de familia con dificul-
tade para chegar a fin de mes,
mozos sen emprego, enfermos
sen esperanza, anciáns que non
teñen quen os queira, nenos abandonados á súa
sorte, inmigrantes que veñen en busca dun mun-
do máis solidario, e moitas veces atópanse ca
morte xa antes de chegar, etc. Creo que esta é
unha das boas maneiras de “ollar cara a Deus”
por medio do seu Fillo Xesús Resucitado.
Segundo o Concilio Vaticano II, co bautismo ca-
pacítasenos para a liberdade de escoitar e de ex-
presar. O bautismo abre os nosos oídos e desata a
nosa lingua, para que poidamos comunicarnos con
Deus e co próximo con liberdade e con plenitude.
Xesús non quere unha comunidade de ovellas mu-
das e submisas que só saben dicir amén; unha co-
munidade onde os laicos soamente poidamos oír
pero sen expresarnos. Hoxe úrxesenos a este mu-
tuo esforzo de escoitar aos demais desde o cora-
zón, e de comunicar a nosa palabra con humildade
e valentía, nunha linguaxe no que todos nos enten-
damos. Manel.

lunes, 5 de octubre de 2009

6 DE OCTUBRE: SAN BRUNO. FUNDADOR DE LOS CARTUJOS


San Bruno, el fundador de la Cartuja: Dios habla en el silencio
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Escrito por Jesús de las Heras Muela - Director de ECCLESIA

Apuntes sobre el fundador de los Cartujos y el carisma cartujano a propósito de la película "El gran silencio"
"Para alabanza y gloria de Dios, Cristo, el Verbo del Padre, ha escogido desde siempre, por medio del Espíritu Santo, a hombres y mujeres para guiarlos a la soledad y unírselos en íntimo amor. Respondiendo a este llamamiento, en 1084, el maestro Bruno, con seis compañeros, entró en el desierto de la Cartuja y se estableció en él". Así comienzan los Estatutos de la Orden Cartujana, que expresa el carisma de esta singular vocación contemplativa y eremítica, que ahora populariza, en cines de todo el mundo, la película "El gran silencio", que será estrenada comercialmente en toda España el próximo 24 de noviembre, tras haber cosechado un gran éxito en países como Italia, Francia, Alemania, Estados Unidos de América o México.
El sentido de la vida contemplativa
Desde los albores mismos del cristianismo, se han dado expresiones de vida retirada y contemplativa, dedicada en soledad a la oración y al culto divino. Se considera como el primer padre del monacato -vocablo que significa etimológicamente "solo"-, a San Antonio Abad, monje eremita del desierto de la Tebaida en Egipto. Desde aquella primera hora, el monje se dedica sólo y en soledad a Dios, viviendo en lugares apartados y lejanos -"eramus" o desiertos-, afrontando las dificultades y sacrificios que ello conllevaba. Las Reglas o Estatutos de los primeros monjes se caracterizaban por su extrema rigidez y alto componente de austeridad y mortificación.
A partir del siglo V, el italiano Benito de Nursia, sin privar a la vida monacal de sus características esenciales de soledad, silencio, oración y sacrificio, "socializa", "humaniza" -por hablar en términos coloquiales- este seguimiento en radicalidad de Jesucristo pobre, casto y obediente –identidad esencial de la vida religiosa- y mediante su Regla, que gira sobre lo quicios del "ora et labora", regula comunitariamente el monacato. Por ello, San Benito de Nursia es considerado como el padre del monacato occidental y del frondoso árbol de su Regla nacerán, en el siglo XI, la Cartuja y el Císter, nombres de dos respectivos lugares donde se adentraron Bruno de Colonia y sus compañeros y los llamados "tres monjes rebeldes" de Cluny, San Roberto Molesmes, San Esteban Harding y San Alberico. Posteriormente surgirán reformas dentro de la Cartuja y del Císter y brotará, por ejemplo, la Congregación Camandulense, entre otras.
Con todo, la vida monacal mantenía sus esencias desde el seguimiento radical a Jesucristo y la consagración en exclusividad a Dios: el silencio, la oración, la vivencia del misterio de la cruz, el culto divino -"Opus Dei"- y el trabajo, con distintas matices e insistencias, según las distintas reglas y "obediencias".
La Cartuja
La soledad es la clave y carisma más acusado de la espiritualidad cartujana, cuyo principal empeño y vocación es encontrar a Dios en el silencio y en la soledad. En ella, el alma fiel se une esponsorialmente al Verbo -Palabra- de Dios. El alma solitaria tiende a ser como un lago silencioso, cuyas aguas brotan del fondo más puro del Espíritu y semejantes a un límpido espejo reflejan la sola imagen de Cristo.
Esta soledad consagrada fundamenta también, entre los monjes y monjas de la Cartuja, la unidad en las diversas formas de vida y la espiritualidad del siervo. Los monjes y monjas de la Cartuja viven en soledad sonora y en comunidad separada, unidas por la presencia del Dios vivo.
El culto divino y la liturgia constituyen el segundo quicio de la vida cartujana. Los cartujos que viven separados en celdas o chozas independientes dentro de su amplio complejo monástico, se unen a la hora de la celebración de los primeros espacios cultuales del día: la vigilia nocturna, la alabanza matutina, la celebración conventual de la Eucaristía y la alabanza vespetina.
El "ora cartujano" se completa con la oración solitaria. La soledad de la celda es, en efecto, el lugar donde el alma, envuelta en silencio, participa de la plenitud del misterio por el que el Hijo crucificado y resucitado de la muerte, retorna al seno del Padre.
La Cartuja tiene también su tiempo para la vida fraterna, con reuniones y encuentros periódicos e incluso paseos reglados de comunidad. Estas expresiones de la fraternidad cartujana están caracterizadas por la alegría, esa alegría de la que habla en sus cartas San Bruno de Colonia, el fundador de la Cartuja, quien definía a la Cartuja como "puerto escondido, lugar de seguridad y de calma, bien tan deseable".
Por fin, el "labora" cartujano se inserta dentro de la antigua y venerable tradición monástica, que ha considerado siempre al trabajo como un medio eficacísimo para progresar, por la práctica de la virtud, hacia la perfecta caridad. Con alegre humildad, los cartujos aceptan las tareas impuestas por las necesidades de una vida pobre y solitaria, procurando, no obstante, ordenarlo todo al servicio de la contemplación de Dios.
San Bruno de Colonia
Hacia el año 1033 nace en la ciudad del Rin, en Colonia, Bruno, quien estudió en París, se ordenó sacerdote y se dedicó inicialmente a la enseñanza de la Teología. Movido por el deseo de soledad e impulsado por el Espíritu, se adentró en 1084 en el desierto francés de la Cartuja y allí, junto a otros seis compañeros, se estableció y consagró este estilo evangélico de vida.
Posteriormente el Papa Urbano II (1988-1099) lo llamó para que le ayudara en el gobierno de la Iglesia. En 1101 fallecía en Squillace (Calabria). Su memoria litúrgica es el día 6 de octubre. En su oración propia para este día, la Iglesia lo presenta como intercesor para que "en medio de las vicisitudes de este mundo, vivamos entregados siempre a Dios".
"El gran silencio"
"El gran silencio" es una extraordinaria y bien singular película de dos horas y cuarenta minutos de duración, si palabra alguna, sin apenas música, sin diálogos, sin entrevistas, sin comentarios en off. Eso, sí con infinita belleza y cadencia: habla el silencio, habla la naturaleza, habla el rostro de los monjes, hablan el color y las penumbras de los planos.
"El gran silencio" es un además un proyecto, un filme cocido al fuego lento de la espera y de la perseverancia. Su director Philip Groering, pidió al superior de los Cartujos rodar esta película en la Gran Cartuja de los Alpes. Le dijeron era "demasiado pronto", "que quizás dentro de diez o quince años". En el año 2000, dieciséis años después, le dijeron que ya "había llegado la hora". Hasta que en 2005 la película se estrenó transcurrieron otros cuatro años entre la filmación y postproducción.
"El gran silencio" llega ahora a España para mostrarnos que sólo en completo silencio se empieza escuchar, que sólo cuando el lenguaje se detiene se comienza a ver. ¡Andamos tan sobrados de palabras, de sonidos, de ruidos! La nuestra es la civilización de las palabras, en la que la Palabra está demasiadas veces ausente de nuestras vidas. Hablamos, pero no escuchamos. Hablamos, pero no dialogamos. Necesitamos el silencio, que es el lenguaje de Dios, el Dios que habló en el alba de la Encarnación, en la noche de Belén, en los atardeceres del Tiberiades y en la aurora de la Resurrección.
Quienes han visto "El gran silencio", han salido del cine revestidos de belleza, de paz y de alegría, golpeados suave e interpeladoramente por las preguntas vitales y esenciales sobre el paso del tiempo, el valor de las cosas y el significado de la vida. Han hallado la Palabra, o al menos, su eco, en medio de un gran silencio, que lo envuelve y lo transforma todo. Dios habla en el silencio.

el valor de la amistad

sábado, 3 de octubre de 2009

4 DE OCTUBRE SAN FRANCISCO DE ASIS






Fundador de la Orden de los Frailes Menore (OFM),
conocidos como los franciscanos.

Por SCTJM




"Ninguna otra cosa hemos de hacer sino ser solícitos en seguir la voluntad de Dios y en agradarle en todas las cosas." San Francisco de Asís



Vida de San Francisco
Nació en Asís (Italia), en el año 1182. Después de una juventud disipada en diversiones, se convirtió, renunció a los bienes paternos y se entregó de lleno a Dios. Abrazó la pobreza y vivió una vida evangélica, predicando a todos el amor de Dios. Dio a sus seguidores unas sabias normas, que luego fueron aprobadas por la Santa Sede. Fundó una Orden de frailes y su primera seguidora mujer, Santa Clara que funda las Clarisas, inspirada por El.

Un santo para todos
Ciertamente no existe ningún santo que sea tan popular como él, tanto entre católicos como entre los protestantes y aun entre los no cristianos. San Francisco de Asís cautivó la imaginación de sus contemporáneos presentándoles la pobreza, la castidad y la obediencia con la pureza y fuerza de un testimonio radical.
Llegó a ser conocido como el Pobre de Asís por su matrimonio con la pobreza, su amor por los pajarillos y toda la naturaleza. Todo ello refleja un alma en la que Dios lo era todo sin división, un alma que se nutría de las verdades de la fe católica y que se había entregado enteramente, no sólo a Cristo, sino a Cristo crucificado.

Nacimiento y vida familiar de un caballero
Francisco nació en Asís, ciudad de Umbría, en el año 1182. Su padre, Pedro Bernardone, era comerciante. El nombre de su madre era Pica y algunos autores afirman que pertenecía a una noble familia de la Provenza. Tanto el padre como la madre de Francisco eran personas acomodadas.
Pedro Bernardone comerciaba especialmente en Francia. Como se hallase en dicho país cuando nació su hijo, la gente le apodó "Francesco" (el francés), por más que en el bautismo recibió el nombre de Juan.

En su juventud, Francisco era muy dado a las románticas tradiciones caballerescas que propagaban los trovadores. Disponía de dinero en abundancia y lo gastaba pródigamente, con ostentación. Ni los negocios de su padre, ni los estudios le interesaban mucho, sino el divertirse en cosas vanas que comúnmente se les llama "gozar de la vida". Sin embargo, no era de costumbres licenciosas y era muy generoso con los pobres que le pedían por amor de Dios.

Hallazgo de un tesoro
Cuando Francisco tenía unos 20, estalló la discordia entre las ciudades de Perugia y Asís, y en la guerra, el joven cayó prisionero de los peruginos. La prisión duró un año, y Francisco la soportó alegremente. Sin embargo, cuando recobró la libertad, cayó gravemente enfermo. La enfermedad, en la que el joven probó una vez más su paciencia, fortaleció y maduró su espíritu. Cuando se sintió con fuerzas suficientes, determinó ir a combatir en el ejército de Galterío y Briena, en el sur de Italia. Con ese fin, se compró una costosa armadura y un hermoso manto. Pero un día en que paseaba ataviado con su nuevo atuendo, se topó con un caballero mal vestido que había caído en la pobreza; movido a compasión ante aquel infortunio, Francisco cambió sus ricos vestidos por los del caballero pobre. Esa noche vio en sueños un espléndido palacio con salas colmadas de armas, sobre las cuales se hallaba grabado el signo de la cruz y le pareció oír una voz que le decía que esas armas le pertenecían a él y a sus soldados.

Francisco partió a Apulia con el alma ligera y la seguridad de triunfar, pero nunca llegó al frente de batalla. En Espoleto, ciudad del camino de Asís a Roma, cayó nuevamente enfermo y, durante la enfermedad, oyó una voz celestial que le exhortaba a "servir al amo y no al siervo". El joven obedeció. Al principio volvió a su antigua vida, aunque tomándola menos a la ligera. La gente, al verle ensimismado, le decían que estaba enamorado. "Sí", replicaba Francisco, "voy a casarme con una joven más bella y más noble que todas las que conocéis". Poco a poco, con mucha oración, fue concibiendo el deseo de vender todos sus bienes y comprar la perla preciosa de la que habla el Evangelio.

Aunque ignoraba lo que tenía que hacer para ello, una serie de claras inspiraciones sobrenaturales le hizo comprender que la batalla espiritual empieza por la mortificación y la victoria sobre los instintos. Paseándose en cierta ocasión a caballo por la llanura de Asís, encontró a un leproso. Las llagas del mendigo aterrorizaron a Francisco; pero, en vez de huir, se acercó al leproso, que le tendía la mano para recibir una limosna. Francisco comprendió que había llegado el momento de dar el paso al amor radical de Dios. A pesar de su repulsa natural a los leprosos, venció su voluntad, se le acercó y le dio un beso. Aquello cambió su vida. Fue un gesto movido por el Espíritu Santo, pidiéndole a Francisco una calidad de entrega, un "sí" que distingue a los santos de los mediocres.

San Buenaventura nos dice que después de este evento, Francisco frecuentaba lugares apartados donde se lamentaba y lloraba por sus pecados. Desahogando su alma fue escuchado por el Señor. Un día, mientras oraba, se le apareció Jesús crucificado. La memoria de la pasión del Señor se grabó en su corazón de tal forma, que cada vez que pensaba en ello, no podía contener sus lágrimas y sollozos.

"Francisco, repara mi Iglesia, pues ya ves que está en ruinas"
A partir de entonces, comenzó a visitar y servir a los enfermos en los hospitales. Algunas veces regalaba a los pobres sus vestidos, otras, el dinero que llevaba. Les servía devotamente, porque el profeta Isaías nos dice que Cristo crucificado fue despreciado y tratado como un leproso. De este modo desarrollaba su espíritu de pobreza, su profundo sentido de humildad y su gran compasión. En cierta ocasión, mientras oraba en la iglesia de San Damián en las afueras de Asís, le pareció que el crucifijo le repetía tres veces: "Francisco, repara mi casa, pues ya ves que está en ruinas".

El santo, viendo que la iglesia se hallaba en muy mal estado, creyó que el Señor quería que la reparase; así pues, partió inmediatamente, tomó una buena cantidad de vestidos de la tienda de su padre y los vendió junto con su caballo. Enseguida llevó el dinero al pobre sacerdote que se encargaba de la iglesia de San Damián, y le pidió permiso de quedarse a vivir con él. El buen sacerdote consintió en que Francisco se quedase con él, pero se negó a aceptar el dinero. El joven lo depositó en el alféizar de la ventana. Pedro Bernardone, al enterarse de lo que había hecho su hijo, se dirigió indignado a San Damián. Pero Francisco había tenido buen cuidado de ocultarse.

Renuncia a la herencia de su padre
Al cabo de algunos días pasados en oración y ayuno, Francisco volvió a entrar en la población, pero estaba tan desfigurado y mal vestido, que la gente se burlaba de él como si fuese un loco. Pedro Bernardone, muy desconcertado por la conducta de su hijo, le condujo a su casa, le golpeó furiosamente (Francisco tenía entonces 25 años), le puso grillos en los pies y le encerró en una habitación.

La madre de Francisco se encargó de ponerle en libertad cuando su marido se hallaba ausente y el joven retornó a San Damián. Su padre fue de nuevo a buscarle ahí, le golpeó en la cabeza y le conminó a volver inmediatamente a su casa o a renunciar a su herencia y pagarle el precio de los vestidos que le había tomado. Francisco no tuvo dificultad alguna en renunciar a la herencia, pero dijo a su padre que el dinero de los vestidos pertenecía a Dios y a los pobres.


Su padre le obligó a comparecer ante el obispo Guido de Asís, quien exhortó al joven a devolver el dinero y a tener confianza en Dios: "Dios no desea que su Iglesia goce de bienes injustamente adquiridos". Francisco obedeció a la letra la orden del obispo y añadió: "Los vestidos que llevo puestos pertenecen también a mi padre, de suerte que tengo que devolvérselos". Acto seguido se desnudó y entregó sus vestidos a su padre, diciéndole alegremente: "Hasta ahora tú has sido mi padre en la tierra. Pero en adelante podré decir: “Padre nuestro, que estás en los cielos”.' Pedro Bernardone abandonó el palacio episcopal "temblando de indignación y profundamente lastimado".

El Obispo regaló a Francisco un viejo vestido de labrador, que pertenecía a uno de sus siervos. Francisco recibió la primera limosna de su vida con gran agradecimiento, trazó la señal de la cruz sobre el vestido con un trozo de tiza y se lo puso.

Llamado a la renuncia y a la negación
Enseguida, partió en busca de un sitio conveniente para establecerse. Iba cantando alegremente las alabanzas divinas por el camino real, cuando se topó con unos bandoleros que le preguntaron quién era. El respondió: "Soy el heraldo del Gran Rey". Los bandoleros le golpearon y le arrojaron en un foso cubierto de nieve. Francisco prosiguió su camino cantando las divinas alabanzas. En un monasterio obtuvo limosna y trabajo como si fuese un mendigo. Cuando llegó a Gubbio, una persona que le conocía le llevó a su casa y le regaló una túnica, un cinturón y unas sandalias de peregrino. Francisco los usó dos años, al cabo de los cuales volvió a San Damián.

Para reparar la iglesia, fue a pedir limosna en Asís, donde todos le habían conocido rico y, naturalmente, hubo de soportar las burlas y el desprecio de más de un mal intencionado. El mismo se encargó de transportar las piedras que hacían falta para reparar la iglesia y ayudó en el trabajo a los albañiles. Una vez terminadas las reparaciones en la iglesia de San Damián, Francisco emprendió un trabajo semejante en la antigua iglesia de San Pedro. Después, se trasladó a una capillita llamada Porciúncula, que pertenecía a la abadía benedictina de Monte Subasio. Probablemente el nombre de la capillita aludía al hecho de que estaba construida en una reducida parcela de tierra.


La Porciúncula se hallaba en una llanura, a unos cuatro kilómetros de Asís y, en aquella época, estaba abandonada y casi en ruinas. La tranquilidad del sitio agradó a Francisco tanto como el título de Nuestra Señora de los Ángeles, en cuyo honor había sido erigida la capilla.

Francisco la reparó y fijó en ella su residencia. Ahí le mostró finalmente el cielo lo que esperaba de él, el día de la fiesta de San Matías del año 1209.
En aquella época, el evangelio de la misa de la fiesta decía: "Id a predicar, diciendo: El Reino de Dios ha llegado... Dad gratuitamente lo que habéis recibido gratuitamente... No poseáis oro ... ni dos túnicas, ni sandalias, ni báculo ...He aquí que os envío como corderos en medio de los lobos..." (Mat.10 , 7-19). Estas palabras penetraron hasta lo más profundo en el corazón de Francisco y éste, aplicándolas literalmente, regaló sus sandalias, su báculo y su cinturón y se quedó solamente con la pobre túnica ceñida con un cordón. Tal fue el hábito que dio a sus hermanos un año más tarde: la túnica de lana burda de los pastores y campesinos de la región. Vestido en esa forma, empezó a exhortar a la penitencia con tal energía, que sus palabras hendían los corazones de sus oyentes. Cuando se topaba con alguien en el camino, le saludaba con estas palabras: "La paz del Señor sea contigo".

Dones extraordinarios
Dios le había concedido ya el don de profecía y el don de milagros. Cuando pedía limosna para reparar la iglesia de San Damián, acostumbraba decir: "Ayudadme a terminar esta iglesia. Un día habrá ahí un convento de religiosas en cuyo buen nombre se glorificarán el Señor y la universal Iglesia". La profecía se verificó cinco años más tarde en Santa Clara y sus religiosas. Un habitante de Espoleto sufría de un cáncer que le había desfigurado horriblemente el rostro. En cierta ocasión, al cruzarse con San Francisco, el hombre intentó arrojarse a sus pies, pero el santo se lo impidió y le besó en el rostro. El enfermo quedó instantáneamente curado. San Buenaventura comentaba a este propósito: "No sé si hay que admirar más el beso o el milagro".

Nueva orden religiosa y visita al Papa
Francisco tuvo pronto numerosos seguidores y algunos querían hacerse discípulos suyos. El primer discípulo fue Bernardo de Quintavalle, un rico comerciante de Asís. Al principio Bernardo veía con curiosidad la evolución de Francisco y con frecuencia le invitaba a su casa, donde le tenía siempre preparado un lecho próximo al suyo. Bernardo se fingía dormido para observar cómo el siervo de Dios se levantaba calladamente y pasaba largo tiempo en oración, repitiendo estas palabras: "Deus meus et omnia" (Mi Dios y mi todo). Al fin, comprendió que Francisco era "verdaderamente un hombre de Dios" y enseguida le suplicó que le admitiese corno discípulo.


Desde entonces, juntos asistían a misa y estudiaban la Sagrada Escritura para conocer la voluntad de Dios. Como las indicaciones de la Biblia concordaban con sus propósitos, Bernardo vendió cuanto tenía y repartió el producto entre los pobres.
Pedro de Cattaneo, canónigo de la catedral de Asís, pidió también a Francisco que le admitiese como discípulo y el santo les "concedió el hábito" a los dos juntos, el 16 de abril de 1209. El tercer compañero de San Francisco fue el hermano Gil, famoso por su gran sencillez y sabiduría espiritual.

En 1210, cuando el grupo contaba ya con 12 miembros, Francisco redactó una regla breve e informal que consistía principalmente en los consejos evangélicos para alcanzar la perfección. Con ella se fueron a Roma a presentarla para aprobación del Sumo Pontífice. Viajaron a pie, cantando y rezando, llenos de felicidad, y viviendo de las limosnas que la gente les daba.

En Roma no querían aprobar esta comunidad porque les parecía demasiado rígida en cuanto a pobreza, pero al fin un Cardenal dijo: "No les podemos prohibir que vivan como lo mandó Cristo en el Evangelio". Recibieron la aprobación, y se volvieron a Asís a vivir en pobreza, en oración, en santa alegría y gran fraternidad, junto a la iglesia de la Porciúncula. Inocencio III se mostró adverso al principio. Por otra parte, muchos cardenales opinaban que las órdenes religiosas ya existentes necesitaban de reforma, no de multiplicación y que la nueva manera de concebir la pobreza era impracticable.

El cardenal Juan Colonna alegó en favor de Francisco que su regla expresaba los mismos consejos con que el Evangelio exhortaba a la perfección. Más tarde, el Papa relató a su sobrino, quien a su vez lo comunicó a San Buenaventura, que había visto en sueños una palmera que crecía rápidamente y después, había visto a Francisco sosteniendo con su cuerpo la basílica de Letrán que estaba a punto de derrumbarse. Cinco años después, el mismo Pontífice tendría un sueño semejante a propósito de Santo Domingo. Inocencio III mandó, pues, llamar a Francisco y aprobó verbalmente su regla; enseguida le impuso la tonsura, así como a sus compañeros y les dio por misión predicar la penitencia.


La Porciúncula
San Francisco y sus compañeros se trasladaron provisionalmente a una cabaña de Rivo Torto, en las afueras de Asís, de donde salían a predicar por toda la región. Poco después, tuvieron dificultades con un campesino que reclamaba la cabaña para emplearla como establo de su asno. Francisco respondió: "Dios no nos ha llamado a preparar establos para los asnos", y acto seguido abandonó el lugar y partió a ver al abad de Monte Subasio. En 1212, el abad regaló a Francisco la capilla de la Porciúncula, a condición de que la conservase siempre como la iglesia principal de la nueva orden. El santo se negó a aceptar la propiedad de la capillita y sólo la admitió prestada. En prueba de que la Porciúncula continuaba como propiedad de los benedictinos, Francisco les enviaba cada año, a manera de recompensa por el préstamo, una cesta de pescados cogidos en el riachuelo vecino.

Por su parte, los benedictinos correspondían enviándole un tonel de aceite. Tal costumbre existe todavía entre los franciscanos de Santa María de los Ángeles y los benedictinos de San Pedro de Asís.
Alrededor de la Porciúncula, los frailes construyeron varias cabañas primitivas, porque San Francisco no permitía que la orden en general y los conventos en particular, poseyesen bienes temporales. Había hecho de la pobreza el fundamento de su orden y su amor a la pobreza se manifestaba en su manera de vestirse, en los utensilios que empleaba y en cada uno de sus actos. Acostumbraba llamar a su cuerpo "el hermano asno", porque lo consideraba como hecho para transportar carga, para recibir golpes y para comer poco y mal. Cuando veía ocioso a algún fraile, le llamaba "hermano mosca", porque en vez de cooperar con los demás echaba a perder el trabajo de los otros y les resultaba molesto.

Poco antes de morir, considerando que el hombre está obligado a tratar con caridad a su cuerpo, Francisco pidió perdón al suyo por haberlo tratado tal vez con demasiado rigor. El santo se había opuesto siempre a las austeridades indiscretas y exageradas. En cierta ocasión, viendo que un fraile había perdido el sueño a causa del excesivo ayuno, Francisco le llevó alimento y comió con él para que se sintiese menos mortificado.

Somete la carne a las espinas; Dios le otorga sabiduría
Al principio de su conversión, viéndose atacado por violentas tentaciones de impureza, solía revolcarse desnudo sobre la nieve. Cierta vez en que la tentación fue todavía más violenta que de ordinario, el santo se disciplinó furiosamente; como ello no bastase para alejarla, acabó por revolcarse sobre las zarzas y los abrojos.
Su humildad no consistía simplemente en un desprecio sentimental de sí mismo, sino en la convicción de que "ante los ojos de Dios el hombre vale por lo que es y no más". Considerándose indigno del sacerdocio, Francisco sólo llegó a recibir el diaconado. Detestaba de todo corazón las singularidades. Así cuando le contaron que uno de los frailes era tan amante del silencio que sólo se confesaba por señas, respondió disgustado: "Eso no procede del espíritu de Dios sino del demonio; es una tentación y no un acto de virtud." Dios iluminaba la inteligencia de su siervo con una luz de sabiduría que no se encuentra en los libros. Cuando cierto fraile le pidió permiso para estudiar, Francisco le contestó que si repetía con devoción el "Gloria Patri", llegaría a ser sabio a los ojos de Dios y él mismo era el mejor ejemplo de la sabiduría adquirida en esa forma.

Sobre la pobreza de espíritu, Francisco decía: "Hay muchos que tienen por costumbre multiplicar plegarias y prácticas devotas, afligiendo sus cuerpos con numerosos ayunos y abstinencias; pero con una sola palabrita que les suena injuriosa a su persona o por cualquier cosa que se les quita, enseguida se ofenden e irritan. Estos no son pobres de espíritu, porque el que es verdaderamente pobre de espíritu, se aborrece a sí mismo y ama a los que le golpean en la mejilla".

La Naturaleza
Sus contemporáneos hablan con frecuencia del cariño de Francisco por los animales y del poder que tenía sobre ellos. Por ejemplo, es famosa la reprensión que dirigió a las golondrinas cuando iba a predicar en Alviano: "Hermanas golondrinas: ahora me toca hablar a mí; vosotras ya habéis parloteado bastante". Famosas también son las anécdotas de los pajarillos que venían a escucharle cuando cantaba las grandezas del Creador, del conejillo que no quería separarse de él en el Lago Trasimeno y del lobo de Gubbio amansado por el santo. Algunos autores consideran tales anécdotas como simples alegorías, en tanto que otros les atribuyen valor histórico.

Aventura de amor con Dios
Los primeros años de la orden en Santa María de los Ángeles fueron un período de entrenamiento en la pobreza y la caridad fraternas. Los frailes trabajaban en sus oficios y en los campos vecinos para ganarse el pan de cada día. Cuando no había trabajo suficiente, solían pedir limosna de puerta en puerta; pero el fundador les había prohibido que aceptasen dinero. Estaban siempre prontos a servir a todo el mundo, particularmente a los leprosos y menesterosos.
San Francisco insistía en que llamasen a los leprosos "mis hermanos cristianos" y los enfermos no dejaban de apreciar esta profunda delicadeza. Les decía a los frailes: ¨Todos los hermanos procuren ejercitarse en buenas obras, porque está escrito: 'Haz siempre algo bueno para que el diablo te encuentre ocupado'. Y también, 'La ociosidad es enemiga del alma'. Por eso los siervos de Dios deben dedicarse continuamente a la oración o a alguna buena actividad.¨
El número de los compañeros del santo continuaba en aumento, entre ellos se contaba el famoso "juglar de Dios", fray Junípero; a causa de la sencillez del hermanito Francisco solía repetir: "Quisiera tener todo un bosque de tales juníperos". En cierta ocasión en que el pueblo de Roma se había reunido para recibir a fray Junípero, sus compañeros le hallaron jugando apaciblemente con los niños fuera de las murallas de la ciudad. Santa Clara acostumbraba llamarle "el juguete de Dios".

Santa Clara
Clara había partido de Asís para seguir a Francisco, en la primavera de 1212, después de oírle predicar. El santo consiguió establecer a Clara y sus compañeras en San Damián, y la comunidad de religiosas llegó pronto a ser, para los franciscanos, lo que las monjas de Prouille habían de ser para los dominicos: una muralla de fuerza femenina, un vergel escondido de oración que hacía fecundo el trabajo de los frailes.
Evangeliza a los mahometanos
En el otoño de ese año, Francisco, no contento con todo lo que había sufrido y trabajado por las almas en Italia, resolvió ir a evangelizar a los mahometanos. Así pues, se embarcó en Ancona con un compañero rumbo a Siria; pero una tempestad hizo naufragar la nave en la costa de Dalmacia. Como los frailes no tenían dinero para proseguir el viaje, se vieron obligados a esconderse furtivamente en un navío para volver a Ancona. Después de predicar un año en el centro de Italia (el señor de Chiusi puso entonces a la disposición de los frailes un sitio de retiro en Monte Alvernia, en los Apeninos de Toscana), San Francisco decidió partir nuevamente a predicar a los mahometanos en Marruecos. Pero Dios tenía dispuesto que no llegase nunca a su destino: el santo cayó enfermo en España y, después, tuvo que retornar a Italia. Ahí se consagró apasionadamente a predicar el Evangelio a los cristianos.

La humildad y obediencia
San Francisco dio a su orden el nombre de "Frailes Menores" por humildad, pues quería que sus hermanos fuesen los siervos de todos y buscasen siempre los sitios más humildes. Con frecuencia exhortaba a sus compañeros al trabajo manual y, si bien les permitía pedir limosna, les tenía prohibido que aceptasen dinero. Pedir limosna no constituía para él una vergüenza, ya que era una manera de imitar la pobreza de Cristo. Sobre la excelsa virtud de la humildad, decía: "Bienaventurado el siervo a quien lo encuentran en medio de sus inferiores con la misma humildad que si estuviera en medio de sus superiores. Bienaventurado el siervo que siempre permanece bajo la vara de la corrección. Es siervo fiel y prudente el que, por cada culpa que comete, se apresura a expiarlas: interiormente, por la contrición y exteriormente por la confesión y la satisfacción de obra". El santo no permitía que sus hermanos predicasen en una diócesis sin permiso expreso del Obispo. Entre otras cosas, dispuso que "si alguno de los frailes se apartaba de la fe católica en obras o palabras y no se corregía, debería ser expulsado de la hermandad". Todas las ciudades querían tener el privilegio de albergar a los nuevos frailes, y las comunidades se multiplicaron en Umbría, Toscana, Lombardia y Ancona.

Crece la orden
Se cuenta que en 1216, Francisco solicitó del Papa Honorio III la indulgencia de la Porciúncula o "perdón de Asís". El año siguiente, conoció en Roma a Santo Domingo, quien había predicado la fe y la penitencia en el sur de Francia en la época en que Francisco era "un gentilhombre de Asís". San Francisco tenía también la intención de ir a predicar en Francia. Pero, como el cardenal Ugolino (quien fue más tarde Papa con el nombre de Gregorio IX) le disuadiese de ello, envió en su lugar a los hermanos Pacífico y Agnelo. Este último había de introducir más tarde la Orden de los frailes menores en Inglaterra. El sabio y bondadoso cardenal Ugolino ejerció una gran influencia en el desarrollo de la Orden. Los compañeros de San Francisco eran ya tan numerosos, que se imponía forzosamente cierta forma de organización sistemática y de disciplina común. Así pues, se procedió a dividir a la Orden en provincias, al frente de cada una de las cuales se puso a un ministro, "encargado del bien espiritual de los hermanos; si alguno de ellos llegaba a perderse por el mal ejemplo del ministro, éste tendría que responder de él ante Jesucristo". Los frailes habían cruzado ya los Alpes y tenían misiones en España, Alemania y Hungría.

El primer capítulo general se reunió, en la Porciúncula, en Pentecostés del año de 1217. En 1219, tuvo lugar el capítulo "de las esteras", así llamado por las cabañas que debieron construirse precipitadamente con esteras para albergar a los delegados. Se cuenta que se reunieron entonces cinco mil frailes. Nada tiene de extraño que en una comunidad tan numerosa, el espíritu del fundador se hubiese diluido un tanto. Los delegados encontraban que San Francisco se entregaba excesivamente a la aventura y exigían un espíritu más práctico. Es que así les parecía lo que en realidad era una gran confianza en Dios.


El santo se indignó profundamente y replicó: "Hermanos míos, el Señor me llamó por el camino de la sencillez y la humildad y por ese camino persiste en conducirme, no sólo a mí sino a todos los que estén dispuestos a seguirme... El Señor me dijo que deberíamos ser pobres y locos en este mundo y que ése y no otro sería el camino por el que nos llevaría. Quiera Dios confundir vuestra sabiduría y vuestra ciencia y haceros volver a vuestra primitiva vocación, aunque sea contra vuestra voluntad y aunque la encontréis tan defectuosa".
Francisco les insistía en que amaran muchísimo a Jesucristo y a la Santa Iglesia Católica, y que vivieran con el mayor desprendimiento posible hacia los bienes materiales, y no se cansaba de recomendarles que cumplieran lo más exactamente posible todo lo que manda el Santo Evangelio.

El mayor privilegio: no gozar de privilegio alguno
Recorría campos y pueblos invitando a la gente a amar más a Jesucristo, y repetía siempre: 'El Amor no es amado". La gente le escuchaba con especial cariño y se admiraba de lo mucho que sus palabras influían en los corazones para entusiasmarlos por Cristo y su Verdad. Sus palabras eran reflejo de su vida en imitación a Jesús, decía:
"El que ama verdaderamente a su enemigo no se apena de las injurias que éste le provoca, sino que sufre por amor de Dios a causa del pecado que arrastra el alma que lo ofendió. Y le manifiesta su amor con obras".

A quienes le propusieron que pidiese al Papa permiso para que los frailes pudiesen predicar en todas partes sin autorización del obispo, Francisco repuso: "Cuando los obispos vean que vivís santamente y que no tenéis intenciones de atentar contra su autoridad, serán los primeros en rogaros que trabajéis por el bien de las almas que les han sido confiadas. Considerad como el mayor de los privilegios el no gozar de privilegio alguno..." Al terminar el capítulo, San Francisco envió a algunos frailes a la primera misión entre los infieles de Túnez y Marruecos, y se reservó para sí la misión entre los sarracenos de Egipto y Siria. En 1215, durante el Concilio de Letrán, el Papa Inocencio III había predicado una nueva cruzada, pero tal cruzada se había reducido simplemente a reforzar el Reino Latino de oriente. Francisco quería blandir la espada de Dios.
San Francisco se fue a Tierra Santa a visitar en devota peregrinación los Santos Lugares donde Jesús nació, vivió y murió: Belén, Nazaret, Jerusalén, etc. En recuerdo de esta piadosa visita suya, los franciscanos están encargados desde hace siglos de custodiar los Santos Lugares de Tierra Santa.

Misionero ante el Sultán
En junio de 1219, se embarcó en Ancona con 12 frailes. La nave los condujo a Damieta, en la desembocadura del Nilo. Los cruzados habían puesto sitio a la ciudad, y Francisco sufrió mucho al ver el egoísmo y las costumbres disolutas de los soldados de la cruz. Consumido por el celo de la salvación de los sarracenos, decidió pasar al campo del enemigo, por más que los cruzados le dijeron que la cabeza de los cristianos estaba puesta a precio. Habiendo conseguido la autorización del delegado pontificio, Francisco y el hermano Iluminado se aproximaron al campo enemigo, gritando: "¡Sultán, Sultán!". Cuando los condujeron a la presencia de Malek-al-Kamil, Francisco declaró osadamente: "No son los hombres quienes me han enviado, sino Dios todopoderoso.

Vengo a mostrarles, a ti y a tu pueblo, el camino de la salvación; vengo a anunciarles las verdades del Evangelio". El Sultán quedó impresionado y rogó a Francisco que permaneciese con él. El santo replicó: "Si tú y tu pueblo estáis dispuestos a oír la palabra de Dios, con gusto me quedaré con vosotros. Y si todavía vaciláis entre Cristo y Mahoma, manda encender una hoguera; yo entraré en ella con vuestros sacerdotes y así veréis cuál es la verdadera fe". El Sultán contestó que probablemente ninguno de los sacerdotes querría meterse en la hoguera y que no podía someterlos a esa prueba para no soliviantar al pueblo.
Cuentan que el Sultán llegó a decir: "Si todos los cristianos fueran como él, entonces valdría la pena ser cristiano". Pero el Sultán, Malek-al-Kamil, mandó a Francisco que volviese al campo de los cristianos. Desalentado al ver el reducido éxito de su predicación entre los sarracenos y entre los cristianos, el Santo pasó a visitar los Santos Lugares. Ahí recibió una carta en la que sus hermanos le pedían urgentemente que retornase a Italia.

La crisis del acomodamiento lleva a clarificar la regla
Durante la ausencia de Francisco, sus dos vicarios, Mateo de Narni y Gregorio de Nápoles, habían introducido ciertas innovaciones que tendían a uniformar a los frailes menores con las otras órdenes religiosas y a encuadrar el espíritu franciscano en el rígido esquema de la observancia monástica y de las reglas ascéticas. Las religiosas de San Damián tenían ya una constitución propia, redactada por el cardenal Ugolino sobre la base de la regla de San Benito. Al llegar a Bolonia, Francisco tuvo la desagradable sorpresa de encontrar a sus hermanos hospedados en un espléndido convento. El Santo se negó a poner los pies en él y vivió con los frailes predicadores. Enseguida mandó llamar al guardián del convento franciscano, le reprendió severamente y le ordenó que los frailes abandonasen la casa.

Tales acontecimientos tenían a los ojos del Santo las proporciones de una verdadera traición: se trataba de una crisis de la que tendría que salir la Orden sublimada o destruida. San Francisco se trasladó a Roma donde consiguió que Honorio III nombrase al cardenal Ugolino protector y consejero de los franciscanos, ya que el purpurado había depositado una fe ciega en el fundador y poseía una gran experiencia en los asuntos de la Iglesia. Al mismo tiempo, Francisco se entregó ardientemente a la tarea de revisar la regla, para lo que convocó a un nuevo capítulo general que se reunió en la Porciúncula en 1221. El Santo presentó a los delegados la regla revisada. Lo que se refería a la pobreza, la humildad y la libertad evangélica, características de la Orden, quedaba intacto. Ello constituía una especie de reto del fundador a los disidentes y legalistas que, por debajo del agua, tramaban una verdadera revolución del espíritu franciscano. El jefe de la oposición era el hermano Elías de Cortona. El fundador había renunciado a la dirección de la Orden, de suerte que su vicario, fray Elías, era prácticamente el ministro general. Sin embargo, no se atrevió a oponerse al fundador, a quien respetaba sinceramente. En realidad, la Orden era ya demasiado grande, como lo dijo el propio San Francisco: "Si hubiese menos frailes menores, el mundo los vería menos y desearía que fuesen más."

Al cabo de dos años, durante los cuales hubo de luchar contra la corriente cada vez más fuerte que tendía a desarrollar la orden en una dirección que él no había previsto y que le parecía comprometer el espíritu franciscano, el Santo emprendió una nueva revisión de la regla. Después la comunicó al hermano Elías para que éste la pasase a los ministros, pero el documento se extravió y el Santo hubo de dictar nuevamente la revisión al hermano León, en medio del clamor de los frailes que afirmaban que la prohibición de poseer bienes en común era impracticable.

La regla, tal como fue aprobada por Honorio III en 1223, representaba sustancialmente el espíritu y el modo de vida por el que había luchado San Francisco desde el momento en que se despojó de sus ricos vestidos ante el obispo de Asís.

La Tercera Orden
Unos dos años antes, San Francisco y el cardenal Ugolino habían redactado una regla para la cofradía de laicos que se habían asociado a los frailes menores y que correspondía a lo que actualmente llamamos Tercera Orden, fincada en el espíritu de la "Carta a todos los cristianos", que Francisco había escrito en los primeros años de su conversión. La cofradía, formada por laicos entregados a la penitencia, que llevaban una vida muy diferente de la que se acostumbraba entonces, llegó a ser una gran fuerza religiosa en la Edad Media. En el derecho canónico actual, los terciarios de las diversas órdenes gozan todavía de un estatuto específicamente diferente del de los miembros de las cofradías y congregaciones marianas.

La representación del Nacimiento de Jesús
San Francisco pasó la Navidad de 1223 en Grecehio, en el valle de Rieti. Con tal ocasión, había dicho a su amigo, Juan da Vellita: "Quisiera hacer una especie de representación viviente del nacimiento de Jesús en Belén, para presenciar, por decirlo así, con los ojos del cuerpo la humildad de la Encarnación y verle recostado en el pesebre entre el buey y el asno". En efecto, el Santo construyó entonces en la ermita una especie de cueva y los campesinos de los alrededores asistieron a la misa de medianoche, en la que Francisco actuó como diácono y predicó sobre el misterio de la Natividad.
Se le atribuye haber comenzado en aquella ocasión la tradición del "belén" o "nacimiento". Nos dice Tomás Celano en su biografía del Santo: "La Encarnación era un componente clave en la espiritualidad de Francisco. Quería celebrar la Encarnación en forma especial. Quería hacer algo que ayudase a la gente a recordar al Cristo Niño y cómo nació en Belén".

San Francisco permaneció varios meses en el retiro de Grecehio, consagrado a la oración, pero ocultó celosamente a los ojos de los hombres las gracias especialísimas que Dios le comunicó en la contemplación. El hermano León, que era su secretario y confesor, afirmó que le había visto varias veces durante la oración elevarse tan alto sobre el suelo, que apenas podía alcanzarle los pies y, en ciertas ocasiones, ni siquiera eso.

Los Estigmas
Alrededor de la fiesta de la Asunción de 1224, el Santo se retiró a Monte Alvernia y se construyó ahí una pequeña celda. Llevó consigo al hermano León, pero prohibió que fuese alguien a visitarle hasta después de la fiesta de San Miguel. Ahí fue donde tuvo lugar, alrededor del día de la Santa Cruz de 1224, el milagro de los estigmas, del que hablamos el 17 de septiembre. Francisco trató de ocultar a los ojos de los hombres las señales de la Pasión del Señor que tenía impresas en el cuerpo; por ello, a partir de entonces llevaba siempre las manos dentro de las mangas del hábito y usaba medias y zapatos.

Sin embargo, deseando el consejo de sus hermanos, comunicó lo sucedido al hermano Iluminado y a algunos otros, pero añadió que le habían sido reveladas ciertas cosas que jamás descubriría a hombre alguno sobre la tierra.

En cierta ocasión en que se hallaba enfermo, alguien propuso que se le leyese un libro para distraerle. El Santo respondió: "Nada me consuela tanto como la contemplación de la vida y Pasión del Señor. Aunque hubiese de vivir hasta el fin del mundo, con ese solo libro me bastaría". Francisco se había enamorado de la santa pobreza, mientras contemplaba a Cristo crucificado y meditaba en la nueva crucifixión que sufría en la persona de los pobres.

El santo no despreciaba la ciencia, pero no la deseaba para sus discípulos. Los estudios sólo tenían razón de ser como medios para un fin y sólo podían aprovechar a los frailes menores, si no les impedían consagrar a la oración un tiempo todavía más largo y si les enseñaban más bien, a predicarse a sí mismos que a hablar a otros. Francisco aborrecía los estudios que alimentaban más la vanidad que la piedad, porque entibiaban la caridad y secaban el corazón. Sobre todo, temía que la señora Ciencia se convirtiese en rival de la dama Pobreza. Viendo con cuánta ansiedad acudían a las escuelas y buscaban los libros sus hermanos, Francisco exclamó en cierta ocasión: "Impulsados por el mal espíritu, mis pobres hermanos acabarán por abandonar el camino de la sencillez y de la pobreza".

En sus escritos, esto es lo que el Santo nos dejó dicho sobre la vigilancia del corazón: “Cuidémonos mucho de la malicia y astucia de Satanás, el cual quiere que el hombre no tenga su mente y su corazón dirigidos a Dios. Y anda dando vueltas buscando adueñarse del corazón del hombre y, bajo la apariencia de alguna recompensa o ayuda, ahogar en su memoria la palabra y los preceptos del Señor, e intenta cegar el corazón del hombre mediante las actividades y preocupaciones mundanas, y fijar allí su morada”.

Antes de salir de Monte Alvernia, el Santo compuso el "Himno de alabanza al Altísimo". Poco después de la fiesta de San Miguel bajó finalmente al valle, marcado por los estigmas de la Pasión y curó a los enfermos que le salieron al paso.

La hermana Muerte
Las calientísimas arenas del desierto de Egipto afectaron la vista de Francisco hasta el punto de estar casi completamente ciego. Los dos últimos años de la vida de Francisco fueron de grandes sufrimientos que parecía que la copa se había llenado y rebalsado. Fuertes dolores debido al deterioro de muchos de sus órganos (estómago, hígado y el bazo), consecuencias de la malaria contraida en Egipto. En los más terribles dolores, Francisco ofrecía a Dios todo como penitencia, pues se consideraba gran pecador y para la salvación de las almas. Era durante su enfermedad y dolor donde sentía la mayor necesidad de cantar.

Su salud iba empeorando, los estigmas le hacían sufrir y le debilitaban, y casi había perdido la vista. En el verano de 1225 estuvo tan enfermo, que el cardenal Ugolino y el hermano Elías le obligaron a ponerse en manos del médico del Papa en Rieti. El Santo obedeció con sencillez. De camino a Rieti fue a visitar a Santa Clara en el convento de San Damián. Ahí, en medio de los más agudos sufrimientos físicos, escribió el "Cántico del hermano Sol" y lo adaptó a una tonada popular para que sus hermanos pudiesen cantarlo.

Después se trasladó a Monte Rainerio, donde se sometió al tratamiento brutal que el médico le había prescrito, pero la mejoría que ello le produjo fue sólo momentánea. Sus hermanos le llevaron entonces a Siena a consultar a otros médicos, pero para entonces el Santo estaba moribundo. En el testamento que dictó para sus frailes, les recomendaba la caridad fraterna, los exhortaba a amar y observar la santa pobreza, y a amar y honrar a la Iglesia. Poco antes de su muerte, dictó un nuevo testamento para recomendar a sus hermanos que observasen fielmente la regla y trabajasen manualmente, no por el deseo de lucro, sino para evitar la ociosidad y dar buen ejemplo. "Si no nos pagan nuestro trabajo, acudamos a la mesa del Señor, pidiendo limosna de puerta en puerta".

Cuando Francisco volvió a Asís, el Obispo le hospedó en su propia casa. Francisco rogó a los médicos que le dijesen la verdad, y éstos confesaron que sólo le quedaban unas cuantas semanas de vida. "¡Bienvenida, hermana Muerte!", exclamó el Santo y acto seguido, pidió que le trasportasen a la Porciúncula. Por el camino, cuando la comitiva se hallaba en la cumbre de una colina, desde la que se dominaba el panorama de Asís, pidió a los que portaban la camilla que se detuviesen un momento y entonces volvió sus ojos ciegos en dirección a la ciudad e imploró las bendiciones de Dios para ella y sus habitantes.

Después mandó a los camilleros que se apresurasen a llevarle a la Porciúncula. Cuando sintió que la muerte se aproximaba, Francisco envió a un mensajero a Roma para llamar a la noble dama Giacoma di Settesoli, que había sido su protectora, para rogarle que trajese consigo algunos cirios y un sayal para amortajarle, así como una porción de un pastel que le gustaba mucho.


Felizmente, la dama llegó a la Porciúncula antes de que el mensajero partiese. Francisco exclamó: "¡Bendito sea Dios que nos ha enviado a nuestra hermana Giacoma! La regla que prohibe la entrada a las mujeres no afecta a nuestra hermana Giacoma. Decidle que entre".
El Santo envió un último mensaje a Santa Clara y a sus religiosas, y pidió a sus hermanos que entonasen los versos del "Cántico del Sol" en los que alaba a la muerte. Enseguida rogó que le trajesen un pan y lo repartió entre los presentes en señal de paz y de amor fraternal diciendo: "Yo he hecho cuanto estaba de mi parte, que Cristo os enseñe a hacer lo que está de la vuestra”. Sus hermanos le tendieron por tierra y le cubrieron con un viejo hábito. Francisco exhortó a sus hermanos al amor de Dios, de la pobreza y del Evangelio, "por encima de todas las reglas", y bendijo a todos sus discípulos, tanto a los presentes como a los ausentes.
Murió el 3 de octubre de 1226, después de escuchar la lectura de la Pasión del Señor según San Juan. Francisco había pedido que le sepultasen en el cementerio de los criminales de Colle d'lnferno. En vez de hacerlo así, sus hermanos llevaron al día siguiente el cadáver en solemne procesión a la iglesia de San Jorge, en Asís. Ahí estuvo depositado hasta dos años después de la canonización. En 1230, fue secretamente trasladado a la gran basílica construida por el hermano Elías.

El cadáver desapareció de la vista de los hombres durante seis siglos, hasta que en 1818, tras 52 días de búsqueda, fue descubierto bajo el altar mayor, a varios metros de profundidad. El Santo no tenía más que 44 o 45 años al morir. No podemos relatar aquí ni siquiera en resumen, la azarosa y brillante historia de la Orden que fundó. Digamos simplemente que sus tres ramas: la de los frailes menores, la de los frailes menores capuchinos y la de los frailes menores conventuales forman el instituto religioso más numeroso que existe actualmente en la Iglesia. Y, según la opinión del historiador David Knowles, al fundar ese instituto, San Francisco "contribuyó más que nadie a salvar a la Iglesia de la decadencia y el desorden en que había caído durante la Edad Media".

¡San Francisco de Asís: pídele a Jesús que lo amemos tan intensamente como lo lograste amar tú!


La Porciúncula, en la Basílica de Nuestra Señora de los Ángeles
La Porciúncula es un pueblo y a la misma vez una iglesia localizada aproximadamente a tres-cuartos de milla de la ciudad de Asís en Italia. El pueblo ha progresado alrededor de la Basílica de Nuestra Señora de los Ángeles. Fue precisamente en esta Basílica que San Francisco de Asís recibió su vocación en el año 1208. San Francisco vivió la mayor parte de su vida en este lugar. En el año 1211, San Francisco logró una estadía permanente en este pueblo cerca de Asís, gracias a la generosidad de los Benedictinos, los cuales le donaron la pequeña capilla de Santa María de los Ángeles o la Porciúncula, considerada como “una pequeña parte” de esas tierras.

Un día mientras San Francisco estaba arrodillado en la capilla de San Damián, sintió que Cristo le habló desde el crucifijo y le dijo: “Reconstruye mi Iglesia que esta en ruinas.” El se tomó estas palabras literalmente y empezó a reconstruir varias Iglesias. No fue hasta un tiempo después que San Francisco comprendió que el mensaje principal de Cristo era que construyera y fortaleciera espiritualmente la Iglesia de Cristo. Así fue que el Santo comenzó a trabajar en la restauración de las iglesias de San Damián, San Pedro Della Spina y Santa Maria de los Ángeles o de la Porciúncula.

Al lado del humilde santuario de la Porciúncula, fue edificado el primer convento Franciscano, con la construcción de unas cuantas pequeñas chozas o celdas de paja y barro, cercadas con un seto. Este acuerdo fue el comienzo de la Orden Franciscana. La Porciúncula fue también el lugar donde San Francisco recibió los votos de Santa Clara. El 3 de Octubre de 1226, muere San Francisco, y en su lecho de muerte, le confía el cuidado y protección de la capilla a sus hermanos.

Un poco después del año 1290, la capilla, la cual media aproximadamente 22 pies por 13 ½ pies fue ampliamente engrandecida para poder acomodar a la cantidad de peregrinos que venían a visitarla. Más tarde, los edificios alrededor del santuario fueron destruidos por orden de Pio V (1566-72), excepto la celda en la cual murió San Francisco. Luego, estos fueron reemplazados por una gran Basílica, estilo contemporáneo. El nuevo edificio fue erigido sobre su celda y sobre la capilla de la Porciúncula. La Basílica ahora tiene tres naves y un circulo de capillas que se extienden a lo largo de la longitud de los costados.

La Basílica forma una cruz latina de 416 pies de largo por 210 pies de ancho. Un pedazo del altar de la capilla es de la Anunciación, la cual fue pintada por un sacerdote en el año 1393. Uno todavía puede visitar la celda donde murió San Francisco. Detrás de la sacristía se encuentra el sitio donde el santo, durante una tentación se dice, que se revolcó en un arbusto de brezo, el cual después se convirtió en un rosal sin espinas. Fue precisamente durante esa misma noche del 2 de Agosto, que el Santo recibió la “Indulgencia de la Porciúncula.” Hay una representación del recibimiento de esta indulgencia en la fachada de la capilla de la Porciúncula.

Se cuenta que una vez, en el año 1216, mientras Francisco estaba en la Porciúncula, en oración y en contemplación, se le apareció Cristo y le ofreció que le pidiera el favor que el quisiera. En el centro del corazón de San Francisco siempre estaba la salvación de las almas. El soñaba en que su amada Porciúncula fuese un santuario donde muchos se pudieran salvar, entonces le pidió al Señor que le concediera una indulgencia plenaria ( o sea, una completa remisión de todas las culpas), para que todos aquellos que vinieran a visitar la pequeña capilla, una vez que se hubieran arrepentido de sus pecados y confesado, pudieran obtenerla. Nuestro Señor accedió a su petición con la condición de que el Papa ratificará la indulgencia.

San Francisco se fue de inmediato hacia Perugia con uno de sus hermanos en busca del Papa Honorio III. Este, a pesar de alguna oposición de la Curia, ante este favor nunca antes escuchado dio su aprobación a la Indulgencia, limitándola a poder recibirla solamente una vez al año. Posteriormente, el Papa la confirmó y fijo la fecha del 2 de Agosto como el día para alcanzar esta indulgencia. En Italia, es comúnmente conocida como “el perdón de Asís” o la “indulgencia de la Porciúncula”. Este es el recuento tradicional de la historia.

Todos los fieles católicos pueden alcanzar la indulgencia plenaria el 2 de Agosto (o en otro día que haya sido declarado o asignado por el ordinario local para el beneficio de los fieles), bajo las debidas disposiciones (confesión sacramental, santa comunión, y rezar por las intenciones del Santo Padre). Estas condiciones pueden cumplirse unos días antes o después del día en que se gana la indulgencia. También tienen que visitar la iglesia devotamente y rezar el Padrenuestro y el Credo. La Indulgencia se aplica a la Catedral de la Diócesis, y a la co-catedral (si es que existe alguna), aunque no sean parroquiales, y también las iglesias quasi-parroquiales. Para alcanzar esta indulgencia, como cualquier indulgencia plenaria, los fieles tienen que estar libres de cualquier apego al pecado, aún al pecado venial. Donde se desea este apego, la indulgencia es parcial.