Nuestra Iglesia necesita más laicos comprometidos, que tengan la capacidad de transformar las realidades del mundo. No laicos que vivan a la sombra de las sacristias y clericalizados, que se note publicamente los vocacionados cristian@s, que viven su fe sin complejos y no se relegan al ámbito de lo privado, como quieren muchos politicos y medios de comunicación social. La voz de Cristo y su Evangelio no se callará, es siempre un mensaje de esperanza...pero para ello ,es necesaria la formación de la fe de los seglares y las catequesis de adultos u otros medios. Entre los más importantes la oración.
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