miércoles, 9 de junio de 2010

Los Falsos Juicios



Nuestro mundo está tan mediatizado por los medios de comunicación social, por los corrillos de opinión, por los comentarios entorno a la vida de los demás y lo que se hace o se deja de hacer, que no se distingue lo que es verdad y lo que no lo es. Pero es mas grave cuando se lesiona el honor a las personas, así como la falsedad en comentario y el odio que impide la objetividad de los hechos. En definitiva no solo es ser mal persona. Si no también cristin@.
Dentro de una vida de Fe y de unión con el Señor hay un texto Bíblico donde nos debemos mirar:
“ … Acudían al templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo...” (Hechos 1, 46-47).
No solo es venir a la iglesia, no solo es cumplir el precepto dominical, no solo son formulas rituales de vivir la fe, no solo es tener todos los documentos en regla y decir que somos legalmente cristianos. Sino que es ante todo una Fe que se abre en medio del mundo y que crece como fermento en medio de la masa.
El texto de hechos insiste en la unidad de espíritu, el partir, la alegría, la sencillez. Todo esto se da si integramos a Cristo en nuestra vida: ¿Cuántos cristianos habrá sin El Señor?. “De lo que llevamos en el corazón habla la boca”. Si en nuestros pensamientos se acumulan falsedades, odios, envidias, habladurías, pesimismos, malos propósitos, engaños, orgullos y el querer poner tropiezo a los demás... el Señor no puede estar ahí. Aunque seamos de Misa diaria. Es mas: Jesús vino a romper todo lazo que solo es ritualismo y norma, pero que no tiene en su centro A LA PERSONA .
Ella (cada uno de nosotros) somos el escenario de Dios y unos para con otros, presencia de Dios de un modo real. Sobre todo en los pobres, los que tienen hambre, los que lloran, los perseguidos... en definitiva “Los Bienaventurados”. Quien pasa por encima de todo esto, lo hace también de Dios.
Me hacía la siguiente reflexión: ¿En que parte de las Bienaventuranzas estamos nosotros?. Porque en nuestro pecado podemos ser los que persiguen, los que hacen llorar, los que dicen mal de los demás... y en este caso hay una cura: La Conversión. Esta tiene que ser permanente en la vida de todo Bautizado. (que es una persona con vocación. La que nos une a todos y la más importante).
Pero por el otro lado ¡cuánta gente buena hay en el mundo¡ ¡cuántos santos anónimos¡ muchos son los que viven cada día cercanos al bien, buscando lo que mejor convenga a los demás, entregandose sin buscar recompensa. Nos encontramos con el estilo de vida al que todos quisiéramos llegar: ser buenos y vivir con esa bondad.
Lo fundamental es que Dios nos ha hecho así. Nacidos para ser buenos, para amar profundamente sin esperar nada a cambio. De este modo no es sólo mas fácil ser buenos, sino que además seremos más felices.

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