miércoles, 13 de mayo de 2009

ELECCIONES AL PARLAMENTO EUROPEO. NOTA DE LOS OBISPOS


Construir una mejor casa Europea
Declaración de los Obispos de la COMECE ante las elecciones para
el Parlamento Europeo de 4 – 7 de junio de 2009

Las elecciones europeas: una oportunidad para construir una Europa mejor.
Después de 64 años de desarrollo pacífico, y a los 20 años de la caída del Telón de
Acero, que puso término a la división del continente, el proceso de integración
europea merece ser apreciado, a pesar de algunas lagunas. Por este motivo, los
Obispos de la COMECE apoyamos y promovemos la Unión Europea como proyecto
de esperanza para todos sus ciudadanos.
Incluso en este tiempo de incertidumbres debidas a la crisis financiera y
económica, la Unión Europea ha demostrado que es una casa segura que se
esfuerza por preservar la estabilidad y la solidaridad entre sus miembros. Hoy, en
2009, la Unión Europea tiene la capacidad y los medios para responder a los retos
más urgentes y apremiantes de nuestro tiempo.
Participando en la elección del Parlamento Europeo, todos los ciudadanos tienen la
posibilidad de contribuir al desarrollo y a la mejora de la Unión Europea.
La participación en las elecciones: un derecho y una responsabilidad.
La Iglesia católica ha apoyado desde el principio el proyecto de integración europea
y continúa apoyándolo hoy. Todo cristiano tiene, no solamente el derecho, sino
también la responsabilidad de comprometerse activamente en este proyecto
ejerciendo su derecho de voto.
La participación de los cristianos es esencial para redescubrir el “alma de Europa”
que es vital para responder a las necesidades fundamentales de la persona humana
y para el servicio del bien común.
El parlamento europeo, a través de sus poderes y sus competencias (que serán
todavía reforzadas cuando concluya el proceso de ratificación del Tratado de
Lisboa), debe contribuir a responder a estas aspiraciones y objetivos.

Lo que esperan los cristianos del Parlamento Europeo
Los principios fundamentales de toda sociedad son la dignidad humana, la
promoción del bien común. Por este motivo, estos principios deben encontrarse en
el corazón mismo de todas las políticas de la Unión Europea.
Teniendo en cuenta el importante papel desempeñado por el Parlamento Europeo,
esperamos de sus miembros que participen y contribuyan activamente en lo
siguiente:
respetar
la vida humana de la concepción a la muerte natural, como parte
integrante de las legislaciones, programas y políticas de la Unión Europea en su
conjunto.
apoyar
a la familia fundada sobre el matrimonio, –entendido como la unión
entre un hombre y una mujer– como unidad básica de la sociedad.
promover
los derechos sociales de los trabajadores procurándoles condiciones
de trabajo respetuosas de su salud, de su seguridad y de su dignidad.
promover
una gobernanza económica fundada en valores éticos dirigida a un
desarrollo humano duradero, en el seno de la Unión Europea y a nivel mundial.
promover
la justicia en las relaciones de la Unión Europea con los países en vía
de desarrollo mediante una asistencia financiera y unas relaciones innovadoras.
demostrar
la solidaridad mediante la elaboración de políticas de ayuda para con
los más débiles y más necesitados en nuestra sociedades (en particular, los
discapacitados, los que demandan asilo, los inmigrantes).
proteger
la Creación mediante la lucha contra el cambio climático y animando a
tener un estilo de vida basado en la moderación.
promover
la paz en el mundo mediante una política exterior de la Unión Europea
coordenada y coherente.
Iluminados y guiados por la enseñanza de Cristo, los cristianos están dispuestos y
deseosos de contribuir a la satisfacción de estas aspiraciones, en el espíritu de la
declaración de Su Santidad el Papa Juan Pablo II: “La inspiración cristiana puede
transformar la integración política, cultural y económica en una convivencia en la
cual todos los europeos se sientan en su propia casa” (Ecclesia in Europa, 121).
Bruxelles, le 20 mars 2009

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