sábado, 22 de mayo de 2010

Y totalmente gratis . (Texto escrito por el P. Mario Ortega



"A tal hora, en tal banco, te regalan un millón de euros". ¿Quién no acudiría a semejante cita? Tal situación, sabemos bien, no deja de ser un sueño, una utopía. Sin embargo, nuestra alma sí recibe una oferta totalmente gratuita, una oferta infinitamente más valiosa que el dinero, un bien al fin y al cabo, perecedero. “A tal hora, en tal iglesia, todos los domingos, te regalan algo que vale infinitamente más que un millón de euros”. La Misa es el regalo más grande que Dios nos ha hecho. Vale infinito. Nos hace ricos para la vida eterna. Y totalmente gratis.
"A tal hora, en tal hospital, te curan todas tus dolencias y enfermedades". Esto también es imposible, lo sabemos bien. Por encima del bien - también perecedero - de la salud, en el orden espiritual, existe un hospital magnífico que sí que cura unas enfermedades más profundas, punzantes y dolorosas. Este hospital se llama confesionario. Y totalmente gratis. ¡Qué lástima que mientras hospitales y demás centros de salud están siempre repletos de gente, los confesionarios se ven tan poco frecuentados!
"A todas horas tienes a tu disposición, al otro lado del teléfono, a un abogado que te defenderá siempre que lo necesites". “¡Qué bien!”, pensaríamos, ya que estamos en un mundo tan inseguro y acusador que todos experimentan la necesidad de estar siempre defendidos. Si tú pagas, puede ser que tengas este servicio para tus asuntos económicos o laborales. Pero, de nuevo, en el orden de la gracia, tenemos, no uno, sino innumerables abogados o intercesores, los santos, dispuestos siempre a “echarnos un cable” cuando acudimos a ellos a través de la oración. Y totalmente gratis.
"De tal a tal hora, tienes abierto tal comercio que ofrece gratis los productos alimenticios y de primera necesidad que quieras." Ojalá; pero todos sabemos que al final del tour por el supermercado se halla una amable cajera que amablemente recoge una tarjeta que tú sacas del bolsillo y que te devuelve junto con otro papelito que te hace firmar. Vaya, resulta que alimentar nuestro cuerpo siempre nos cuesta dinero. El alimento de mayor necesidad del alma es la Eucaristía. Puedes encontrar siempre una Iglesia abierta en la que la puedas recibir. Y totalmente gratis.
"A tal hora, en tal sitio, podrás disfrutar de la compañía de personas con las que te sentirás realmente bien". Está bien, pero teniendo en cuenta aquello que nos dice la Escritura de que “hay más alegría en dar que en recibir”, la mejor oferta para disfrutar de la vida la volvemos a encontrar en Cristo y en su Iglesia. A través de tu Cáritas parroquial, por ejemplo, puedes experimentar todos los días el gozo de sentirte realmente útil y rodeado de personas que sirven al prójimo de la manera más desinteresada y bella, como si sirvieran – porque así es – al mismo Jesús. Esto llena el alma de satisfacción. Y totalmente gratis.
"Dentro de tantos años, meses, días u horas, cuando te llegue el final de tu vida, ve a tal lugar, estampas tu firma y te garantizan unos años más de propina." ¿Unos años más en esta vida? Más de uno diría: “¿para qué?, ¿para que un poco más tarde llegue de nuevo su fin?”. Y es que hemos sido creados para la vida eterna, una vida que se nos ofrece totalmente gratis en Cristo Resucitado a través de su Iglesia. Busca a un sacerdote y experimenta en la confesión la misericordia de Dios que te ofrece, no sólo el perdón y la paz, sino que te abre las puertas de la Vida Eterna. Y totalmente gratis.

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