miércoles, 4 de febrero de 2009

Las “perlas” de Federico con las que se desayunó Bertone




Religión Digital
Miércoles, 4 de febrero 2009

El cardenal Secretario de Estado, Tarcisio Bertone, llegó ayer por la tarde a Madrid y se hospedó en la sede de la Nunciatura en la calle Pío XII de Madrid. Sabía que hoy le esperaba una jornada dura y, tras departir con su anfitrión, monseñor Monteiro de Castro, se retiró temprano a sus aposentos. Para poder madrugar, como hace siempre. Esta es la recreación literaria (mezcla de ficción y de la más estricta realidad) de las primeras horas de la mañana de hoy del número dos del Vaticano en Madrid.
Monseñor Bertone es un trabajador nato y un madrugador empecinado. Y, como hace todos los días, tras su aseo personal, se fue a la capilla de Nunciatura. A rezar el breviario y a hacer un rato largo de oración. A su lado, monseñor Monteiro, monseñor Bianco, recién nombrado Nuncio en Honduras, monseñor Santo Gangemi, consejero de nunciatura, y todo el séquito del Secretario de Estado vaticano. Hasta las 6 menos cinco.
A las 6 en punto, Bertone estaba en el comedor de nunciatura. Preparado para desayunar. Pero, lo primero que pidió al Nuncio, fue una radio, para escuchar el programa de Federico Jiménez Losantos. Un desayuno con el locutor del que tantas cosas (y tan malas) le habían contado. Iba a tener la oportunidad de escucharlo en vivo y en directo. Y experimentar personalmente sus maneras tan peculiares.
Como si lo supiera (que lo sabía), Federico intentó comenzar suavón. Pero es como es. Y el “torito” de Teruel no tardó en subir el tono y comenzar a repartir estopa. A diestro y a siniestro. Más incluso a la derecha que a la izquierda.
Estas son algunas de sus “perlas” de las seis de la mañana:

“Rajoy va por ahí, apuñalando a los de su partido y limpiándole la alfombra a los socialistas…¡Apuñala a Esperanza Aguirre! ¡Que se te escapa! ¡Qué ya puedes darle puñaladas que te va a enterrar! Mejor, te vas a enterrar tú solo…Coge a tus niños y a tu mujer y vete a tu casa, Mariano…”

Bertone pone cara de circunstancias. Y Federico encadena con su otra obsesión, el alcalde de Madrid: “Gallardón está a punto de hacer la revolución pendiente”.

Y, de paso, se mete con Maleni (Bertone pregunta al Nuncio quién es): “Maleni es una ofensa a la inteligencia y a la sensibilidad”.

Hasta arremete contra las dos agencias de información más importantes del país: “Efe y Europa Press, ya no se sabe quién está más a los pies del Gobierno”.

Y regresa a Rajoy: “Está empeñado en apuñalar a Esperanza…Pero te queda un mes…” (Bertone comienza a dudar de que lo de los puñales sea una figura meramente retórica).

A continuación y como si supiese que el número dos de Roma le estaba escuchando arremete contra el Gobierno y contra la oposición y lanza una frase en italiano:

“El Gobierno está idiotizado…Y la oposición está asi como eunuca, ovárica, que no tiene ovarios, que no tiene eso, que non a niente, como dicen los italianos”. (Bertone descubre, entonces, que Federico sabe que lo está escuchando y que sigue contando con información privilegiada en el seno del episcopado español. ¿Quién será su garganta profunda? Y por su mente pasan dos a tres nombres de altos prelados españoles. Pero, por prudencia, se los calla).

Pero a Federico parece darle todo igual, sabe que sus naves están quemadas desde hace tiempo y sigue con su tralla habitual: “De Paquito el chocolatero a Mariano el horchatero…Mariano, si no te gusta la política, vete a tu casa”.

Y regresa a Gallardón: “Que tiene un coche blindado entre Ceaucescu y Touriño”. (Bertone se queda in albis, pero el locutor no da tregua, pero ya no pregunta quién es Touriño).

“Oye, Mariano, si no quieres hacer oposición, para que El País te dore la píldora…vete a tu casa…” (¡Qué cansino!, piensa Bertone, que sabe que, al final del día, tendrá que ver a este Mariano Rajoy, el presidente del partido popular, un partido cercano a las tesis de la Iglesia. Al menos más cercano que el partido socialista de Zapatero. ¿Así hace amigos la Iglesia española entre los políticos más afines?)

Pero Federico sigue a los suyo y, ahora, dispara contra Obama: “A Obama se le ha aparecido la virgen del Tremedal o la de Guadalupe y ha dicho que USA no tiene que mandar mensajes proteccionistas…”. Y de pronto se mete con los “titiriteros”. (Aquí, Bertone, tiene que pedirle al Nuncio que le aclare quiénes son los “titiriteros”. Tras la oportuna aclaración, el cardenal comenta: “La radio de la iglesia que no sólo pone a caldo a los políticos, sino también a los actores que tanta influencia tienen en la opinión pública”. Alguien añade: “Y eso que hoy está muy moderado. Otros días se mete con el Rey y con el señor Nuncio”. Episodios de los que bertone ya tiene constancia.)

Federico mete, a continuación, un corte de Rajoy. “Esperanza Aguirre es una extraordinaria dirigente política”, dice entre otras cosas. (A Bertone le parece un político tranquilo y educado). Y, por eso, le choca todavía más la reacción del locutor-estrella de la radio de los obispos.
Y es que Federico, con tono sumamente airado, dice: “¡Cómo se puede ser tan rematadamente traidor y rematadamente embustero…Existes cada día menos…Sólo abultas…Esperanza es una extraordinaria política, tú no”. Y encadena: “Estás mintiendo todos los días y a todas las horas. Casi siempre a favor del Gobierno. Antes de irse, quiere acabar con Esperanza, para que no moleste a su sucesor in pectore”. (A Bertone le suena la expresión, claro está, pero comienza a chirriarle la forma de hacer tan repetitiva, demagógica y airada de Losantos).

Pero éste sigue a lo suyo: “Si pierde en marzo, que perderá, dejará paso a su sucesor…Gallardón, por encima de todo, lo que quiere hacer es matar a Esperanza Aguirre”.

Y sigue repartiendo estopa. A Miguel Sebastián (“uno de los ministro más importantes del Gobierno”, le explican a Bertone) le llama “luminoso”. A Don Manuel Fraga le pone a caldo: “Mejor no recordar cuando defendió el fusilamiento de Grimau o cuando decía aquello de ‘la calle es mía’” . Y vuelve a su obsesión: “Le último que dijo Gallardón fue para chantajear a Rouco y amenazar al Papa”. Y todavía tuvo tiempo para meterse con Cristina Kirchner, la presidenta de Argentina a la que llamó “bruja Lola”.

Y con Bermejo al que calificó de “chuleta de barra de bar”. (A Bertone le sonaba el nombre. Le confirmaron que es el ministro de Justicia, del que depende directamente la dirección general de confesiones religiosas…)

El cardenal secretario de Estado no aguantó más y mandó apagar la radio. Era suficiente. “¿Y así todos los días y a todas las horas, todas las mañanas?”, preguntó con incredulidad. Y el Nuncio asintió con la cabeza y con cara apesadumbrada.

En ese momento, entra en el comedor el secretario personal del cardenal y le anuncia al cardenal que tiene que prepararse para poder cumplir con su apretada agenda. A las 10 tiene que estar en la sede del ministerio de exteriores y, después, visitar a Fernández de la Vega, al presidente del gobierno y a la familia real.
En el coche, de camino hacia el Palacio de santa Cruz, Bertone le sigue dando vueltas al caso Federico. Ya no tenían que contárselo. Lo había escuchado él mismo y en directo. Le había dolido, sobre todo, el trato dado a los políticos. Pero quizás todavía más el tono empleado. Fondo y forma, inaceptables para la radio de la Iglesia.
Y Bertone se ratificó en una decisión que, desde hace algún tiempo, tenía tomada: “Este hombre tiene que irse, porque daña a la credibilidad de la Iglesia”. En marzo se lo dirán. Y en junio, tendrá que buscar acomodo. Suena Onda Madrid, la radio de Esperanza, para acogerlo. ¿Será capaz Federico de hacer mutis por el foro o morirá matando a la mano eclesial que le dio de comer y lo lanzó al estrellato?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este señor no puede estar al frente de la Radio de la Iglesia. Hace tiempo que tendría que estar despedido. Es un arrogante que se vale de la descalificación como medio para tener más aundiencia. Ahora ya está bajando...